Por Luz Atilano
La señora María del Refugio Aguiñaga Vázquez tiene 73 años de edad y desde hace 18 se dedica a la venta de gorditas de horno afuera de las instalaciones de la clínica vieja del IMSS.
«Yo soy campesina y trabajo la agricultura, pero me doy mi tiempo y vengo a vender mis gorditas de horno aquí enfrente al Seguro, tengo historias muy grandes… primero tenia borregas y no me dieron ningún resultado y después decidí vender mis gorditas y me ha ido bien, saco para gastar de lo que más se me antoja».
Es originaria del rancho La Escondida y desde allá viene dos días por semana para comerciar un producto que, comparte, está hecho con la mejor calidad y en su forma más tradicional:
«Yo las trabajo mis gorditas, yo hago todo mi trabajo. La leña y tengo mi horno, poner el nixtamal y todo eso. Pongo el horno y las hago con maíz natural, nada de cosas que le revuelva maseca, puro maíz. Y limpias mis gorditas».
Aunque se trata de ir y venir del rancho a la cabecera municipal, comenta, este no es un trabajo que le parezca pesado. Por el contrario, es algo que disfruta porque le da la oportunidad de distraerse y de ganar un poco de dinero haciendo algo que le gusta y que desde siempre ha sabido hacer.
«Yo pienso que eso ya es de nacimiento, yo desde que tenía la edad de ocho años hacía unos hornitos chiquititos y en hojitas de tapaderitas de botes de esos de chile hacía unas gorditas pequeñitas, mi hermana me daba azúcar, canela y le decía yo “¿sí me das un pedacito de masa?”, siempre me daba, yo creo que desde que nace uno, nace con ese don. Yo siempre he horneado, mas antes hacía gordas para mis niñas porque yo tuve mucha familia y siempre me ha gustado hornear, y ahora me dicen mis hijas que para qué hago, que si tengo mucha necesidad y les digo “para sacar un cinco hija, no tengo mucha necesidad, pero me gusta”».
Su trabajo inicia desde un día antes de la venta, cuando prepara todo lo necesario para hacer las gorditas. La tarde del día anterior las hornea y son las mañanas de lunes y miércoles los días que las pone a la venta, desde las ocho hasta las dos o tres de la tarde.
Comparte la señora María del Refugio, se ha ido ganando a sus clientes y son muchos los que ahora la frecuentan y aplauden el sabor de su producto, ya que por su forma de preparación es el favorito; y aunque son pocas las personas que continúan la venta de estas gorditas en su forma tradicional, ella cuenta con que aún existan interesados en que esta tradición prevalezca.