El fútbol femenino español sorprendió al mundo y se convirtió en referente feminista
El fútbol femenino español fue el protagonista en 2023, tras conquistar la Roja su primer mundial y convertirse en símbolo de la lucha por la igualdad de género. Foto: DAVID GRAY / AFP




Madrid, España.

El fútbol femenino español fue el protagonista en 2023, tras conquistar la Roja su primer mundial y convertirse en símbolo de la lucha por la igualdad de género, con su revuelta después del beso forzado del expresidente de la Federación (RFEF), Luis Rubiales, a la delantera Jenni Hermoso.

El 20 de agosto, España se impuso a Inglaterra en la final de Australia y Nueva Zelanda, en su tercer Mundial tras estrenarse en 2015 en Canadá donde no pasó de la fase de grupos y caer en octavos en Francia-2019 frente a Estados Unidos.

La primera estrella de la Roja completó el camino iniciado en clubes con el Barcelona, que ganó la Champions femenina, además de la Liga y la Supercopa de España, liderado, al igual que la Selección, por Aitana Bonmatí, sucesora de Alexia Putellas en el trono del Balón de Oro.

Australia cerró el círculo de títulos mundiales, después de que España ya se hubiera proclamado campeona del Mundo Sub-20 y Sub-17, mientras espera conquistar en 2024 una plaza para sus primeros Juegos Olímpicos en París.

"Llevábamos muchos días intentando imaginarlo, pero no somos conscientes. Somos campeonas del puto mundo. Es la mejor sensación que he vivido en el fútbol y en mi vida", decía una emocionada Jenni Hermoso, apenas terminada la final contra Inglaterra.

 Inesperada protagonista 

La delantera del Pachuca mexicano se convirtió poco después en inesperada protagonista, cuando Rubiales le dio un beso en la boca en la entrega de medallas posterior, desatando una indignación internacional y una polémica que revolucionó el fútbol femenino español.

Unas excusas tardías, que sonaron a poco sentidas, y la posterior negativa de Rubiales a dimitir de la presidencia de la RFEF acabaron precipitando una rebelión de las flamantes campeonas, a la postre convertidas en símbolo de la lucha por la igualdad de géneros.

"¡No voy a dimitir!", dijo un desafiante Rubiales en una asamblea de la RFEF el 25 de agosto, afirmando que el beso fue "espontáneo, mutuo, eufórico y consentido", un argumento que ha seguido manteniendo ante el juez, que le investiga por los supuestos delitos de agresión sexual y coacciones, tras una denuncia de Jenni Hermoso.

La jugadora afirmó, en un comunicado, que se sintió "vulnerable y víctima de una agresión" cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de "un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte".

La sorprendente resistencia de Rubiales llevó a la FIFA a suspenderlo (inicialmente por 90 días y luego por tres años) y al gobierno español a denunciarlo ante la justicia deportiva local (que también lo acabaría suspendiendo por tres años).

Además, 80 jugadoras y exjugadoras, entre ellas, las flamantes campeonas renunciaron en un comunicado a acudir con la selección mientras no hubiera cambios en el estamento federativo y en el propio encuadramiento de la Selección.

  • Las jugadoras firmantes pidieron "cambios estructurales reales, que ayuden a la selección absoluta a seguir creciendo", además de asegurar que no volvería a una convocatoria "de la selección si continúan los actuales dirigentes".

Interviene el Gobierno 

Rubiales, cada vez más presionado, acabó por renunciar el 11 de septiembre, y también fue destituido el seleccionador Jorge Vilda, pero sus salidas no fueron suficiente para las jugadoras.

La polémica subió un grado cuando la nueva seleccionadora Montse Tomé, que ocupó el puesto de Vilda tras ser su segunda, convocó para su primera lista en septiembre a jugadoras que se habían declarado no seleccionables, pero no a Hermoso.

Todas acudieron porque "si es ir o sancionar, pues tendremos que venir", decía Mapi León.

Lo que llevó al gobierno español a intervenir y asegurar que ninguna jugadora jugaría con la Roja contra su voluntad.

El acuerdo entre futbolistas, Federación y Consejo Superior de Deportes (equivalente a la secretaría de Estado para el Deporte) llegó en la madrugada del 20 de septiembre, tras una maratoniana reunión a menos de 48 horas de enfrentarse a Suecia en la Liga de Naciones.

Todas las internacionales, excepto Mapi León y Patri Guijarro, aceptaron quedarse y jugar tras promesas de "cambios profundos" en la Federación, que se tradujeron en otros ceses y en la mejora de la estructura deportiva en torno a la Roja femenina.

La crisis terminó de cerrarse un mes después con la vuelta de Jenni Hermoso a la Roja hasta acabar a principios de diciembre con la clasificación de España para la final a cuatro de la Liga de Naciones, donde buscará su histórica clasificación a los Juegos Olímpicos.