Los Ángeles, Estados Unidos.
Cuando las llamas amenazaron a Altadena, al norte de Los Ángeles, Janell Gruss supo que tenía que irse de inmediato. Pero a cargo de un establo con 25 caballos y otros animales, la huida se volvió más dramática.
"Es muy duro para ellos porque no saben lo que está pasando",
comentó Gruss a AFP desde el Centro Ecuestre de Los Ángeles, que recibió cientos de animales esta semana a medida que voraces incendios forestales se expanden en esta región de la costa oeste de Estados Unidos.
- Lo más desafiante de una operación de este calibre, explicó Gruss, es transportar a estos animales en una situación tan frenética y volátil.
"El último caballo que sacamos del establo... fue realmente difícil. Había mucho humo, estaba oscuro, no podía ver. El caballo y yo tropezábamos", relató.
"Fue muy estresante. Pensé que yo sería la persona que va a rescatar el último caballo y no sale", agregó rompiendo en llanto.
A medida que los incendios reducen comunidades enteras a cenizas, animales de todo tipo dependen de donaciones para abrigo y tratamientos médicos.
La Sociedad Humana de Pasadena recibió unos 400 animales de Altadena, donde las llamas ya consumieron más de 5.600 hectáreas.
- Muchos con heridas, abrasiones y estrés.
Un cachorrito de cinco días, aún con los ojos cerrados, que fue encontrado en las ruinas de un edificio con sus orejas quemadas, es uno de los refugiados más recientes.
- "Un torbellino" -
El Centro Ecuestre de Los Ángeles le abrió sus puertas a animales de todo tipo.
"Nunca hemos visto algo así", dijo Jennie Nevin, su directora de comunicaciones.
"La primera noche, el martes, fue realmente muy movida y caótica. Mucha gente vino de todos lados", comentó.
Decenas de personas circulan entre los graneros del centro, en donde además de caballos encontraron refugio burros, cerdos, ponys y hasta una vaca miniatura.
"Estos burros son fuertes", advierte un voluntario que enseña a otra persona cómo y cuando alimentar a la diversidad de animales desplazados.
"Realmente se necesita de todos", comentó Nevin. A su lado, otras personas pasean a los caballos para una dosis de ejercicio.
En una de las varias filas de graneros, Tarah Paige, una doble de acción, visitaba con su hija de tres años a su pony Truffles y a su vaca miniatura Cuddles, que ha participado en varios programas de televisión.
"Ha sido un torbellino", dijo Paige.
Para Gruss y Paige, y sus animales, el centro ecuestre ha sido un oasis en medio de la catástrofe que desplazó a más de 150.000 personas, ha cobrado once vidas y carbonizado miles de edificaciones.