Madrid, España
Para Gabriela Ramos, candidata mexicana a la Dirección General de la UNESCO, el reto no es ocupar un cargo sino rediseñar el rol de una de las instituciones más emblemáticas del sistema multilateral: "no estoy haciendo una propuesta para dirigir la UNESCO, estoy haciendo una propuesta para transformarla".
- Actual subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas del organismo, Ramos (Michoacán, 1964), que se encuentra en Madrid para promocionar su candidatura, ha dedicado más de tres décadas a la diplomacia multilateral y se presenta con una propuesta que excede lo administrativo: redefinir el desarrollo, defender la ética en la inteligencia artificial y volver a poner a las personas en el centro.
"La UNESCO tiene el mandato más noble del sistema", dice en conversación con EFE, "no lidia con el comercio ni con las finanzas, sino con la educación, la cultural, la ciencia y la comunicación", aspectos que considera "puentes" en un mundo cada vez "más polarizado".
Una UNESCO que cumpla
Su propuesta parte de tres pilares: inclusión, innovación e impacto. Y en esa línea ha impulsado reformas dentro de la organización, como la aprobación de la primera norma global sobre ética de la inteligencia artificial, y defiende que los acuerdos multilaterales deben implementarse, no solo firmarse.
Ramos busca construir una "nueva visión" de la economía y la sociedad, ya que actualmente se "define el progreso con base en el bienestar material, el PIB y la maximización de la producción y las ganancias".
La candidata opina que ese "modelo tan simplista" del desarrollo humano debe cambiar porque es parte de las causas de las "crisis ambientales y sociales" actuales y cree que la UNESCO puede contribuir a formar una "definición más humanista del desarrollo económico".
Desde la UNESCO, lanzó la cátedra Albert Hirschman para repensar el modelo económico global y "entender que el ser humano no es solo el homo economicus" porque considera esencial recuperar la "empatía, compasión y solidaridad" en un contexto con "tantos impactos negativos".
Tecnología, género y juventud: compromisos estructurales
En un mundo atravesado por la disrupción tecnológica, Ramos lideró desde la UNESCO la creación de un estándar global sobre ética de la inteligencia artificial, firmado por 194 países.
Pero va más allá: "¿Quién regula la IA en nuestros gobiernos? ¿Qué pasa si una IA influye para que un chico se suicide? ¿Quién es el responsable?", cuestiona.
Por ello considera necesario invertir en capacidades públicas y utilizar las nuevas tecnologías para resolver los desafíos actuales, no para agravarlos.
Defiende el acceso a modelos tecnológicos más abiertos y accesibles, adaptables a los países del Sur global, y alerta sobre los impactos sociales, recalcando que se debe proteger a los jóvenes, "especialmente a las niñas" de la adicción a las redes sociales y del deterioro de su salud mental.
Pero su compromiso con la equidad de género no se limita a la regulación de la inteligencia artificial. Ramos ha integrado esta causa en todas sus gestiones, ya que "invertir en mujeres es invertir en la economía, la sociedad y en un futuro mucho más promisorio".
Sobre la juventud, su enfoque es doble: abrir oportunidades y abrir el diálogo, porque los jóvenes son "fuentes de creatividad" que deben ser acompañados y apoyados, pero sobre todo escuchados porque "tienen soluciones más creativas y quizás más poderosas".
Al cerrar la conversación, Ramos no duda resumir lo que quiere construir: una UNESCO "aliada de las mejores causas de la humanidad y de los mejores líderes de la humanidad".
"Somos un apoyo fundamental para lograr un mundo mucho más solidario, más vivible y más humano", concluye.