Guadalajara, Jalisco.
Con la intención de intervenir áreas lisas, cambiar la perspectiva escolar de muros “tristes” y dotarlos de la vida que significa el arte, Miguel Asa, artista multidisciplinario y 17 jóvenes inauguraron una serie de 10 murales matriolax en el plantel UTEG Río Nilo.
En junio de 2022, el también gestor cultural tocó la puerta de ocho planteles con la idea. En noviembre fue aceptado el proyecto y en enero del presente año comenzaron las intervenciones físicas en la escuela de la que él ha habitado sus alrededores a lo largo de su vida.
Así, lo que comenzó con la premisa de solo intervenir un muro exterior de 15 x 5.5 metros se convirtió en una serie de talleres con el alumnado, cuenta:
“Esta experiencia sirvió para que un equipo base conociera todo el ejercicio que se necesita para preparar un muro, desde el boceto, el trazo, la escalera, la escala, la composición, la reticulación, la aplicación y los errores mismos que surgen y de estar previendo seguridad.
Sobre todo convivencia y prevención ya que usamos escaleras, andamios y con ello una serie de 10 murales que hablan del contexto en el que estamos que es Tonalá. Son murales naturales que no invitan a cualquier clase de ideología sino a la más sincera que es la naturaleza”.
Para el gestor cultural es de vital importancia transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones y así estas puedan bailar a su propio paso con el trazo.
“Uno no trasciende sino suelta lo que conoce. Lo que yo deseo es que ellos me superen, incluso creo que ya lo han comenzado a hacer. Conozco artistas viejos que se están quedando en el olvido por no compartir lo que saben.
Yo ya les compartí todos mis trucos, ellos ya desarrollaron los propios, en sí son ellas, porque el grupo base está compuesto por 13 mujeres y cuatro hombres.
Prácticamente descubrieron la respiración, la forma del movimiento, la mano, el de la muñeca, el codo, el hombro, la cintura, de todo el cuerpo y de cierta manera estuvimos danzando”.
- No hay que trascender ante todo el mundo, hay que trascender ante unos pocos porque esos pocos harán que nosotros trascendamos ante todo el mi mundo, concluye Miguel Asa.
Por su parte, Valeria Rodríguez una de las alumnas que expuso “El florecer de mi monstruoso campo botánico”, una serie de 14 piezas plásticas en las que dialoga consigo misma sobre sus procesos de adolescencia:
“Mi participación en el mural fue a través de líneas y bocetajes, un intervención bastante conmovedora. Realice trabajo en equipo. Estuve muy feliz pues fue una manera de expresarme, de sacar toda esa ansiedad, depresión, esos monstruos que no son capaz de dominar plasmarlos y hacer con eso mi arte”.