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(EFE). El pueblo indígena Awá está gestando una mutación cultural hacia el modo de vida campesino para garantizar su supervivencia, amenazada por el conflicto armado colombiano y el impacto de multinacionales petroleras y mineras. Durante siglos, los Inkal Awá (gente de la montaña) se distribuyeron de manera dispersa en los sureños departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, y al otro lado de la frontera, en Ecuador, una costumbre ancestral que se han visto obligados a replantearse. De este modo, se adecúan al conflicto armado de más de medio siglo que se libra en Colombia y salpica su territorio de minas antipersonales, reclutamiento forzado por grupos ilegales y presencia de actores armados que vinculan a la población civil Awá como informantes y usan sus espacios como escenarios de guerra.