
Un Puente es una Persona Cruzando un Puente
Leonardo PaduraSin Libertad no es posible hacer Arte
Transcripción
GABRIELA BAUTISTA: Nunca controlamos el futuro porque suele ser impredecible. Pero todos nosotros vivimos la historia en tiempo real. A veces podemos intuir cambios, otras, tomar las riendas del porvenir y varias veces en nuestra vida veremos la historia y a nuestra comunidad cambiar en un instante. Cuando Leonardo Padura viajó a la Ciudad de México en octubre de 1989, pidió a un amigo que lo llevara a la casa donde había vivido León Trotsky. En ese entonces, Padura ignoraba que esa visita era la antesala de un cambio muy importante en su vida que no alcanzaba ni siquiera a imaginar.
INSERTO:LEONARDO PADURA: Yo sabía muy poco sobre Trotsky, porque en Cuba teníamos lo que se llama una ignorancia programada. Trotsky era el anticristo, y bueno, fui a Coyoacán, vi la casa de Trotsky, en aquel momento un sitio muy abandonado, muy oscuro, polvoriento, y eso ocurre en octubre. Y estaba allí, y sentí como una especie de conmoción. Lo que nadie se podía imaginar, y yo menos que nadie, era que quince días después iba a caer el muro de Berlín. El asesinato que se había producido ahí había sido para que existieran cosas como el muro de Berlín y quince días después cayó el muro de Berlín y dos años después desapareció la Unión Soviética.
OP. CUE MUSICAL.
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GABRIELA BAUTISTA: Leonardo Padura es novelista, ensayista, cronista y periodista. Nació en el barrio de Mantilla, en La Habana el 9 de octubre de 1955. Estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de La Habana y desde 1980 se dedica al periodismo, En 1988 publicó su primera novela, Fiebre de Caballos, con la que comenzó una exitosa trayectoria literaria. La narrativa de Leonardo Padura está centrada en la novela negra y en ella refleja la realidad de la sociedad cubana. El cariño de sus lectores y varias formas de reconocimientos, vinieron con la publicación de una serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde, a quien muchos consideran el alter ego de Padura.
Para Leonardo Padura, escribir, es una forma de libertad
LEONARDO PADURA: Sí te puedo decir que la condición sine qua non para hacer arte es la libertad. Sin libertad no es posible hacer arte. Uno tiene que tener conciencia de que hay ciertos límites que tiene que respetar, pero no pueden ser límites políticos ni ideológicos. Deben ser límites éticos, éticos. Que nos competen a todos en todas las sociedades. No importa si es la sociedad más totalitaria o la sociedad más supuestamente democrática.
GABRIELA BAUTISTA: La Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar lo invitó en contexto de los 15 años de la Novela El hombre que amaba a los perros y del lanzamiento de su libro de Crónicas, Ir a La Habana.
Soy Gabriela Bautista y esto es Un Puente es una Persona Cruzando un Puente, un podcast que compartimos La Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar y Radio Universidad de Guadalajara. Este puente se convierte en un lugar donde podemos imaginar un porvenir común. Aquí preguntamos: ¿qué nos hace humanos? ¿cuál es el papel de la educación pública en la restauración social?, ¿cómo queremos vivir? ¿Cuál es el impacto que tendrán las nuevas tecnologías en los procesos que asociamos a la creatividad humana?
GABRIELA BAUTISTA: Un podcast para conversar, imaginar y pensar.
FX charla previaGABRIELA BAUTISTA: Hablar con Leonardo Padura es hablar de Cuba; preguntar sobre el porvenir, traer siempre a la memoria a Trotsky. Hablar del café, de música y de beisbol.
¿Cómo es vivir hoy en Cuba? ¿De qué conversamos cuando sacamos las sillas para estar hablando con nuestros vecinos abajo de un árbol o mientras esperamos el camión?
LEONARDO PADURA: Mira, de eso, hace tanto tiempo que no lo recuerdo.
GABRIELA BAUTISTA: Ajá.
LEONARDO PADURA: Hace unos días estaba viendo una filmación, una película que ha dirigido el actor y director cubano Jorge Perugorría. El que trabajó en Fresa y Chocolate y hace el papel, el personaje de Mario Conde en la serie de cuatro películas que hicieron con mis novelas.
GABRIELA BAUTISTA: Sí.
LEONARDO PADURA: Y... Hay un momento, es una película que tiene un cierto tono de comedia negra, aunque al final es muy triste lo que pasa. Y hay una secuencia que hay un grupo de personas que están en una parada de autobuses, de guaguas, como decimos nosotros en Cuba, una parada de autobuses, y, y uno de los que está al principio, saca de una mochila un ejemplar de la novela El Hombre Que Amaba a los Perros.
Mi novela, sabes que tiene 600 páginas, ¿no?
GABRIELA BAUTISTA: Sí.
LEONARDO PADURA: Y empieza a leerla. Termina de leerla y el autobús no ha pasado.
(Risas) SIN MÚSICA, EN FRÍOLEONARDO PADURA: Entonces te podrás imaginar, ya no son conversaciones, ya son estos vidas las que transcurren en estos lugares. Eh, no, lo que te quería, quiero decir con esto es que, con mucha facilidad la gente en Cuba, tienen la tendencia a contarte, esto, muchas cosas, de su vida con una naturalidad, muy especial. Creo que en esto nos parecemos un poco, tal vez, a los andaluces. Es también una cuestión, creo que caribeña, creo que caribeña, porque aquí en México, en el Caribe, también la gente es así, ¿no? Ya en estas tierras un poco más altas, hay otro componente étnico, cultural, diferente. Pero esta mezcla tremenda que tiene el Caribe en que el componente negro ha sido tan importante.
Y por ejemplo, por ejemplo, los ritmos musicales, es una cuestión, la música que se hace en el Caribe es una música que se hace para bailar, y esto hace que también sea muy expansiva. Las temperaturas, el clima, obliga a vivir con las ventanas y las puertas abiertas. La gente se sienta en los portales, se sienta en los parques. Pasas por los parques en determinados lugares del mundo y ves a alguna persona y tal, pero bueno, los parques del Caribe están todo el mundo sentado en las plazas de Puerto Rico, de Cartagena de Indias, de Santo Domingo, de La Habana.
Es un elemento, muy importante de esas culturas por todas esas condiciones históricas e incluso geográficas.
GABRIELA BAUTISTA: Mire cómo el calor es un componente importante para poder hacer conexión humana también, ¿no?
LEONARDO PADURA: Sí, sí, sí, igual, indudablemente. El clima determina mucho los comportamientos de las personas. Por supuesto, es evidente que no es lo mismo, cualquiera de nosotros que vivimos en estos países que estamos en la franja tropical, que un sueco, o un finlandés, o alguien que vive en la Siberia.
GABRIELA BAUTISTA: Claro.
LEONARDO PADURA: En todos los sentidos porque nos, nos permite tener una forma de vida y una relación entre las personas diferentes. Cuando yo escribí, mi novela, Herejes, estuve en Ámsterdam, buscando el estudio de Rembrandt, yendo al estudio de Rembrandt, y buscando lugares de la ciudad, y aprendí algo muy importante, y es cómo... en Ámsterdam y en esta cultura del protestantismo, la gente, lo importante de las casas está dentro de las casas y fuera, todo es muy sobrio, todo es muy sobrio.
OP. CUE MUSICAL EN FADE INLEONARDO PADURA: Aquí ponemos plantas, esto, ponemos toldos, ponemos sillones, y la gente usa esos espacios. Allí no hay portales, no tiene sentido, llueve, hace frío. Entonces todo eso, crea una relación humana y cultural, que es por completo muy propia de cada uno de estos lugares, ¿no?
OP. PUENTEGABRIELA BAUTISTA: Soy Gabriela Bautista y esto es Un Puente es una Persona Cruzando un Puente. Cuando hablé con leonardo Padura me fue inevitable recordar el momento en el que cayó el muro de Berlín. Yo era niña y estaba dormida. Mis padres vinieron a despertarnos a mis hermanos y a mí para llevarnos a su habitación a ver en la televisión, en vivo, la caída del muro: la escena más famosa del desprendimiento de una enorme porción de esa pared. (INSERTO PADURA) Le mencioné esto a Leonardo Padura. Él me dijo:
LEONARDO PADURA: Yo no recuerdo las imagenes porque en cuba no se transmitieron. Pero sé que ocurrieron.
GABRIELA BAUTISTA: Fue una conmoción.
LEONARDO PADURA: Si, si, si, universal.
GABRIELA BAUTISTA: Su libro, Ir a la Habana es una especie de autobiografía, porque trata de cómo Leonardo Padura ve a su país cambiar al paso de los años y la llegada de la Revolución Cubana. Un testigo sensible y abierto que ve la historia transcurrir frente a sus ojos. Leonardo Padura era un adolescente cuando cambió el régimen de su país y con ello, no solo su vida, sino la de todas y todos los cubanos. Una cita de su libro, Ir a La Habana dice: “Hay momentos y acontecimientos interiores y exteriores que marcan la existencia de una persona...” ¿Cómo se redefinió la vida de los jóvenes en Cuba al momento de la llegada de la Revolución? ¿Cómo imaginaban el futuro? ¿Es verdad que cuando pensamos en cómo queremos vivir no tenemos oportunidad de vislumbrar lo que va a pasar?
OP. SALE MÚSICALEONARDO PADURA: Sí. Yo creo que, en general, nunca controlamos el futuro. Los futuros suelen ser impredecibles. Y hay muchas evidencias de que es así. Te voy a poner dos ejemplos muy diversos, pero que me funcionan como paradigmas de esto que puede ocurrir.
En el año 1989 yo vine por primera vez a México. En octubre del 89, vine a un encuentro de escritores, vine como periodista y le pedí a un amigo que me llevara a ver la casa de Trotsky en Coyoacán. Yo sabía muy poco sobre Trotsky, porque en Cuba teníamos lo que se llama una ignorancia programada. Trotsky era el anticristo, y bueno, fui a Coyoacán, vi la casa de Trotsky, en aquel momento un sitio muy abandonado, muy oscuro, polvoriento, y eso ocurre en octubre, y estaba allí, y sentí como una especie de conmoción. Lo que nadie se podía imaginar, y yo menos que nadie, era que quince días después iba a caer el muro de Berlín. El asesinato que se había producido ahí había sido para que existieran cosas como el muro de Berlín y quince días después cayó el muro de Berlín y dos años después desapareció la Unión Soviética. Eso. Igual que en el dos mil dieciséis, prácticamente todas las personas nos fuimos a dormir ese primer martes de noviembre del dos mil dieciséis, seguros de que al día siguiente íbamos a leer la noticia de que Hillary Clinton era la nueva presidenta de los Estados Unidos y no, nos despertamos con la noticia de que era Donald Trump en su primer mandato. Hacer predicciones de futuro es muy arriesgado, es muy arriesgado porque la vida nos da estas sorpresas como diría Rubén Blades en Pedro Navajas.
LEONARDO PADURA: Bueno, yo nazco en el año 55, la Revolución triunfa en el año 59, en el año 61 se declara socialista y yo crezco como niño y después como adolescente, como joven y toda mi vida en ese proceso revolucionario.
La Revolución Cubana es una revolución verdadera en el sentido de que cambió la esencia de una sociedad porque cambió las formas de propiedad y eso lo altera todo. Y vi cómo ese cambio de las formas de propiedad iban cambiando toda la vida del país, iban cambiando a la ciudad, la ciudad se fue redefiniendo, fue cambiando de nombre, los edificios fueron cambiando de funciones, y todo ese proceso se convirtió en un proceso que para las personas como yo, era un proceso natural. Vivimos ese proceso, vivimos dentro de ese proceso, y nos adaptamos a la vida en ese proceso. Ya, por ejemplo, cuando éramos justamente adolescentes, con once, doce años, empezamos a ir a trabajar en campamentos agrícolas en el campo durante 45 días y hasta dos meses. En el año 1970 yo estaba con 15 años, um, cortando caña para un ingenio. Es uno de los trabajos más duros que te puedas imaginar. Yo tenía la mano, esto, prácticamente en carne viva de cortar caña con el machete. Y todo eso se fue haciendo parte de nuestras vidas. Y el futuro pues era una promesa, una promesa de que después de ese sacrificio llegaría un futuro mejor. Lo que ha ocurrido es que tanto para la ciudad... para el país y para muchas personas, ese futuro mejor no llegó. Ese futuro mejor se fue diluyendo la creación del hombre nuevo no se produjo, o se produjo de una forma muy defectuosa. Hoy en día, la situación en que vive la gente de mi generación en Cuba, y de eso trata la novela que estoy escribiendo, es una situación bastante lamentable. Con jubilaciones que andan en estos momentos... hubo una reforma monetaria en Cuba, y las cantidades de dinero se multiplicaron, pero la esencia es que una persona de mi generación, después de trabajar cuarenta, cuarenta y cinco años, gana una jubilación de alrededor de dos mil pesos y un cartón de treinta huevos vale tres mil. Entonces, ese es el futuro al que llegamos después de tanto sacrificio y después de tanto trabajo y después de tanta obediencia como se nos exigió.
LEONARDO PADURA: Mi generación es una generación mayoritariamente universitaria. Esto es importantísimo. Mi generación, a nivel universal, es la primera generación en el mundo que llega masivamente a la Universidad. Y en el caso de Cuba fue muy masivamente. Todos mis compañeros de estudio, el límite... para mi generación, en cuanto a los estudios, era el límite de la inteligencia. Los que no eran muy inteligentes, pues, se quedaban en un nivel medio.
Los que eran un poquitico llegaban a un nivel medio superior. Y los que tenían capacidad, pues, estudiaban en la Universidad. Y mis amigos, todos son médicos, matemáticos, cibernéticos, diseñadores, geógrafos, ingenieros. Tengo muchos amigos que son filólogos como yo y mi mujer, que es la profesión más inútil que uno se puede imaginar. Eh, tuvimos esa posibilidad y fue una posibilidad que aprovechamos y creo que es una generación muy instruida, una generación que tuvo la capacidad de aprovechar lo que se nos ofreció de la mejor manera, de la mejor manera. Que después vengan los problemas económicos o ideológicos que afectaron el desarrollo posterior de esa generación, por ejemplo, en el caso nuestro de los filólogos... que te digan qué puedes leer y qué no puedes leer. Y te mencionaba Trotsky.
GABRIELA BAUTISTA: Sí.
LEONARDO PADURA: Yo quise saber algo sobre Trotsky porque no se hablaba de él y sabía que había sido un personaje importante en la Revolución Rusa y cuando fui a buscar literatura sobre Trotsky nada más que había libros editados en la Unión Soviética en la que se trataba a Trotsky de revisionista, de falso profeta, de traidor, es decir, que te inducían el conocimiento de una parte del campo del saber, ¿no? Había otros procesos que era imposible porque dos más dos es cuatro y la matemática no tiene ideología. Pero los que tenían que ver con la historia, con la literatura, pues sí tenían esto, un sesgo ideológico muy marcado.
OP. CUE MUSICALGABRIELA BAUTISTA: En el 2024 la novela, El Hombre Que Amaba a los Perros de Leonardo Padura cumplió 15 años. Se trata de una historia magníficamente bien contada porque traza el camino y el flujo de ideas y pensamientos que llevan al asesinato de León Trotsky en México. Leonardo Padura escribe mirando este hecho desde Cuba y entrelazando con pensamiento crítico cómo impactaron en la vida de millones de personas La Revolución Cubana, La Guerra Civil Española, el régimen comunista de la Unión Soviética de Stalin y la Guerra Fría. La escritura de tal trabajo implicó no sólo un exhaustivo proceso de documentación, sino también un valioso ejercicio de libertad creativa y humanística. Escribir esta novela, en Cuba, no fue una tarea sencilla:
LEONARDO PADURA: Yo quise saber algo sobre Trotsky porque no se hablaba de él y sabía que había sido un personaje importante en la Revolución Rusa y cuando fui a buscar literatura sobre Trotsky nada más que había libros editados en la Unión Soviética en la que se trataba a Trotsky de revisionista, de falso profeta, de traidor, es decir, que te inducían el conocimiento de una parte del campo del saber, ¿no?
GABRIELA BAUTISTA: ¿Cuándo sentimos que estamos listos para hacer una obra maestra?
OP. SALE CUE MUSICALGABRIELA BAUTISTA: Me impresionó mucho la cantidad de información que hay dentro de la novela El Hombre que Amaba a los Perros. Mucha, mucha información, y bueno, es una historia también muy emocionante. Eh, usted, ¿en qué etapa de su vida estaba cuando decidió escribir esta novela? ¿Cómo fue que fue reuniendo toda esa información?
LEONARDO PADURA: Esa novela la escribí solo en el momento en que era capaz de escribirla. Si ese día que yo fui, ese día de octubre de 1989, que yo fui a la casa de Trotsky en Coyoacán, yo hubiera querido, o lo hubiera pensado, habría sido incapaz de escribir esa novela. Me faltaba conocimiento, me faltaba perspectiva, me faltaba oficio, además, que es un proceso también, la adquisición de un oficio en la literatura.
La década de los años noventa fue un momento muy revulsivo en el mundo. Desaparece la Unión Soviética. El socialismo desaparece en toda Europa del Este, en Cuba permanece, Cuba vive en crisis. En el mundo se provoca, se produce, se está empezando a producir una revolución en cuanto a la información y la comunicación con Internet.
Los archivos de Moscú se abren, hay la posibilidad de revisar la historia de la Unión Soviética. Dijo en un momento Ryszard Kapuscinski, el gran periodista polaco, que en los años ochenta creíamos que conocíamos la historia de la Unión Soviética, y en los noventa nos dimos cuenta que en los ochenta conocíamos si acaso el veinte por ciento.
El otro ochenta estaba sepultado en esos archivos. Entonces, es el momento en que hay la suficiente información para poder hacerlo el ejercicio de hacer esa enorme investigación que hice para este libro y es momento en que yo estoy capacitado, intelectual y profesionalmente para hacerlo. Fue un trabajo, la novela me llevó cinco años de trabajo, tres, tres años, dos años de investigación, tres años de escritura, sin dejar de investigar, visitando lugares, conversando con personas, hurgando en archivos que eran de muy difícil acceso. Por ejemplo, yo llegué a tener en mis manos, tengo la fotocopia de todos los regajos del proceso que se le sigue aquí en México a Ramón Mercader después del asesinato de Trotsky. Y entre esos papeles que una persona cercana me pudo enviar la fotocopia, estuvo prácticamente toda una noche fotocopiando papeles porque son más de 600 hojas. En un momento, que yo estoy revisándolo, hay unas páginas que está escritas en ruso, y veo que tiene unas manchas oscuras, y lo que pensé era que había sido, eh, tinta de la impresora. Eran las impresoras aquellas de tinta, eran todavía anteriores a las láser, ¿no? Y le digo a esta persona, a este amigo, bueno, me mandaste, veo que ha sido un problema y me mandaste unas páginas que tienen unas manchas de tinta y tal, eso ahora ha sido una locura, y me dice, no, no, son manchas de tinta. Esas son las páginas que estaban sobre la mesa de Trotsky, y las manchas son la sangre de Trotsky cuando Mercader le dio el golpe con el piolet. Entonces, fue el momento, era el momento en el que pude escribirla y puse todo mi empeño, toda mi seriedad. Yo tengo una una máxima y es que cada una de las novelas que he publicado es la mejor novela que he sido capaz de escribir en el momento que la he escrito.
Si no es mejor, ha sido por falta de talento, pero no por falta de esfuerzo. Y ahí está todo mi esfuerzo en ese libro.
GABRIELA BAUTISTA: Justo me da curiosidad, maestro, no sé si es libertad, acaso, lo que se siente cuando uno está como, digamos, que en el proceso de escribir, de estar haciéndolo, ¿es libertad? ¿Cómo es esa libertad?
LEONARDO PADURA: No, no es así, no es así, no es así. Depende de en qué contexto tú estés y lo que estés haciendo.
GABRIELA BAUTISTA: Claro.
LEONARDO PADURA: En un contexto como el cubano, esa libertad es arriesgada y muchas veces tienes que pensarlo porque, esa novela salió en el año 2009, y ahora se están celebrando los 15 años de existencia de la novela, la publicación de la novela, se ha hecho una edición especial, conmemorativa, por los 15 años de la publicación del libro. En el 2011 se presentó en la Feria del Libro de La Habana. Y yo dije allí públicamente que estaba asistiendo a un acto, eh, una edición cubana. Estaba asistiendo a un acto al que yo nunca pensé asistir, que fue presentar en Cuba la novela El Hombre que Amaba a los Perros. Porque yo estaba casi convencido de que ese libro no se iba a publicar en Cuba.
Yo tenía que hacer el ejercicio libre de escribir, pero sabiendo que esa libertad la podía hacer porque tenía unos editores en Barcelona que iban a publicar ese libro. Mi libro iba a salir de mi computadora para la computadora de mis editores. Si ese libro hubiera salido de mis manos para la mano de un editor cubano, pues no hubiera tenido el mismo destino y no solamente no hubiera tenido el mismo destino, sino que no hubiera sido el mismo libro. No lo hubiera escrito con libertad. Sí te puedo decir que la condición sine qua non para hacer arte es la libertad. Sin libertad no es posible hacer arte. Uno tiene que tener conciencia de que hay ciertos límites que tiene que respetar, pero no pueden ser límites políticos ni ideológicos. Deben ser límites éticos, éticos. Que nos competen a todos en todas las sociedades. No importa si es la sociedad más totalitaria o la sociedad más supuestamente democrática. Que a veces esas sociedades supuestamente democráticas no son tan democráticas. Mira las cosas que están pasando en los Estados Unidos en los últimos años con todas estas cosas de la cancelación y todo esto que está ocurriendo, ¿no? Bueno. Tiene que haber esa, esa libertad para poder crear. Y esos límites éticos tienen que ver con posturas que universalmente son reprobables, posturas, xenófobas, homofóbicas, racistas. El límite de tu libertad es la libertad de los otros, pero tu pensamiento, en cuanto a cuestiones de carácter político e ideológico, tiene que tener toda la libertad posible para poder escribir. Y la novela es un género que requiere, precisa, de esa libertad.
GABRIELA BAUTISTA: El hombre que amaba a los perros ha sido traducida a diez idiomas, vendidos sus derechos al cine y merecedora, entre otros, del Premio de la Crítica en Cuba. Leonardo Padura también es autor de La Novela de Mi Vida, una historia que gira en torno a la figura del poeta José María Heredia. En 2012, Padura recibió el Premio Nacional de Literatura de Cuba. Y, en el 2015, le fue concedido el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Soy Gabriela Bautista y este podcast se llama Un Puente es Una Persona Cruzando un Puente.
GABRIELA BAUTISTA: Maestro, ¿cuál es el papel de la educación pública en la restauración social y en la construcción de la paz?
LEONARDO PADURA: Pues un papel fundamental. Yo creo que sin educación, pues, ninguna sociedad puede aspirar a tener un desarrollo en ningún sentido, ni económico, ni social, ni político. Pienso que hoy en día las posibilidades de conocimiento y de información de las personas son mayores que nunca. Hay los mecanismos para que circule y exista esa información más amplio y más democrático.
Y lo lamentable es que muchas veces esa posibilidad no se utiliza de la mejor manera. Ya sabemos lo que pasa con las redes sociales en muchos sentidos. Que se hace un, se ha convertido un poco en una demostración, muchas veces, muchas veces, no siempre, pero muchas veces se ha convertido en una demostración de los peores vicios de las personas y de los peores comportamientos de la, de las personas, porque, bueno, el ser humano es muy complicado, el ser humano es muy complicado. Pero, pero la educación pública es fundamental y yo, um, siempre abogo por la posibilidad de que sea realmente pública, democrática y libre, porque uno debe tener la opción de poder decidir la forma en que uno piensa. Creo que la diversidad de pensamiento en cualquier sociedad, eh, es importantísima. No se puede, por decreto, pedir que la gente todos piensen de la misma manera porque no hay progreso. Yo, incluso, la propia teoría marxista se basa en la negación de la negación, la negación dialéctica. Esa negación dialéctica surge del conflicto, surge de la confrontación, surge de la conversación. Ya se sabe que la esencia de la democracia es el dialogo.
La educación es un proceso que hay que seguir y el aprendizaje es algo que hay que ejercitar, y tiene que haber mecanismos en la sociedad para que esa educación y ese aprendizaje se concrete.
GABRIELA BAUTISTA: ¿Cuál cree usted que va a ser el impacto de las nuevas tecnologías en los procesos que asociamos a la creatividad humana?
LEONARDO PADURA: No lo sé, no lo sé, pero va a tener muchos impactos, va a tener muchos impactos. Yo soy bastante troglodita en cuanto a la utilización de los medios digitales.
Bueno, no tengo redes sociales, imagínate tú. No tengo ni Facebook, ni Instagram, ni nada de eso. Un WhatsApp para comunicarme y correo electrónico. Y hablo por teléfono. Entonces, no, no soy la mejor persona para poder responderte esto. Creo que este fenómeno de la inteligencia artificial, en los últimos diez años, ha sido una avalancha que ha ido a una velocidad tal que, que no sé en los próximos diez años qué es lo que va a ocurrir.
Específicamente con la inteligencia artificial. Pero, también está ocurriendo que en todos estos territorios de las redes sociales y de los, no sé cómo se llaman, la red social X y tal. Son redes sociales.
GABRIELA BAUTISTA: Claro, sí, las redes, ajá. Pues también hay una libertad condicionada. Se ha condicionado la libertad, y ha sido condicionada por poderes que a veces son poderes bastante macabros, los que están detrás de esas limitaciones que hay en estos espacios. Mira, me he leído recientemente, incluso hice un comentario, escribí un comentario en Babelia para el periódico El País, sobre el último libro de Yuval Noah Harari, Nexus, que insiste mucho en las redes de comunicación. Es un libro que habla de las redes de comunicación desde los orígenes de la humanidad hasta la inteligencia artificial. Y Harari, que es un hombre muy conocedor de ese proceso, tiene una visión bastante pesimista de lo que puede ocurrir y de cómo un mal uso de estas tecnologías puede ser el gran fundamento de sociedades cada vez más totalitarias. Y lo estamos viendo en el presente poniéndose en práctica. Entonces no sé qué va a pasar. La relación de todo el mundo, entre sí, con los Estados Unidos en estos momentos es muy complicada. Y ahí puede haber consecuencias muy diversas que tendrán que ver no solamente con la política, sino también con la tecnología.
GABRIELA BAUTISTA: Por último, ¿qué nos hace humanos?
LEONARDO PADURA: La capacidad de relacionarnos. No solamente que pensemos, sino que seamos capaces de establecer redes. Y esas redes son las que hacen que circule la información, de que podamos, las sociedades se hayan podido desarrollar. Por ejemplo, si... una cuestión de sanidad, como fue la pandemia, la aparición del coronavirus, la COVID-19, hubiera ocurrido diez años antes, pues habríamos sufrido un periodo de confinamientos y de muertes, de cantidad de muertes mucho mayores. La posibilidad del desarrollo científico, que se debe a que se han establecido redes de comunicación para que muchos científicos tengan conocimiento de muchos aportes científicos, pues permitió que se llegara en un tiempo muy rápido a empezar a resolver el problema con la vacunación. Eso es cooperación y eso se debe a estas redes que establecen los humanos entre sí. No hay otra especie en la Tierra que tenga esa capacidad. Los primates más desarrollados llegan a tener redes de cincuenta, sesenta individuos. Las abejas y las hormigas tienen unas redes que tienen una sola función que es una función de supervivencia, pero no de conocimiento. Entonces, bueno, es lo que nos distingue como especie. Y por eso mismo te digo que ojalá que esa capacidad de cooperación, de establecer redes, de comunicarnos, sea lo que nos ayude a entender que el mundo en el que estamos viviendo es un mundo que necesita realmente no solo de comunicación, sino de cooperación en un nivel superior que se llama solidaridad. Se necesita, aquí en América Latina lo sabemos perfectamente. Vivimos en las sociedades más desiguales del planeta. En México ustedes lo conocen perfectamente. Hay gentes con enormes, enormes riquezas, y hay enormes cantidades de gente viviendo en condiciones muy lamentables.
Entonces ojalá, ojalá que tengamos sentido y un pensamiento que puede considerarse totalmente utópico, pero que nos permita entender que para que el planeta sobreviva, pues, la necesidad de esa cooperación es importante y que el derecho de las personas a tener una vida plena, no es para el uno, el cinco, el diez por ciento de los habitantes de la tierra, sino sería para todos los seres humanos que nos distinguimos por tener esas mismas capacidades.
GABRIELA BAUTISTA: Maestro Leonardo Padura, muchas gracias por aceptar esta charla con nosotros.
LEONARDO PADURA: Gracias a ti.
GABRIELA BAUTISTA: Muchas gracias. Me hizo acordarme cuando era niña que mis papás nos fueron a despertar, a mis hermanos y a mí: vengan a ver en la televisión. Estaba cayendo el muro y estábamos muy chicos. Y al día siguiente, la charla en la mesa fue qué había significado eso, o sea, decir que ellos nos levantaron a ver eso. Y recuerdo muy bien las imágenes de esa mañana, de esa madrugada.
LEONARDO PADURA: Yo no recuerdo las imágenes porque en Cuba no se transmitieron. Pero sé que ocurrieron.
GABRIELA BAUTISTA: Fue una conmoción.
LEONARDO PADURA: Sí, sí, sí. Universal.
OP. CUE MUSICALGABRIELA BAUTISTA: Después de esta charla, Leonardo Padura se reunió con sus lectores quienes ya lo esperaban en la librería Carlos Fuentes para una firma de libros. Al día siguiente dictó la Cátedra, Mis Historias en La Habana acompañado de Patricia Córdova y Diego Petersen, y cuando terminó la charla, más lectores y lectoras lo seguían esperando para más firmas, más encuentros, más sonrisas. En la fila, un lector apasionado me enseñó sus cuatro ejemplares de la tetralogía de Mario Conde. Otros abrazaban en su pecho la nueva edición de El Hombre Que Amaba a los Perros. No podemos predecir el futuro, pero sí, tener los ojos abiertos ante la realidad que pasa frente a nosotros para escribir sobre ella. En Un Puente es una Persona cruzando un Puente hablamos sobre la experiencia humana, sobre el valor que tiene la educación pública en la construcción de la paz y de la restauración social. Sobre los procesos que asociamos a la creatividad humana frente a a todos los retos y cambios tecnológicos. Sobre cómo queremos vivir y qué nos hace humanos gracias al conglomerado de conocimientos tan importantes que la Cátedra latinoamericana Julio Cortázar es capaz de convocar. Leonardo Padura gracias por compartir su tiempo y pensamiento con nosotros.
GABRIELA BAUTISTA: Este podcast es una producción conjunta entre Radio Universidad de Guadalajara y la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.
Producción General: Gabriela Bautista, Erandi Barbosa
Garibay y Fabián Cázares.
Guion: Gabriela Bautista y Erandi Barbosa Garibay.
Cabina de Grabación: Fortino Montaño y Eduardo Ornelas
Equipo de Video: ***
Redes Sociales: Ollin Yanabi Durán
Agradecimientos especiales
Adrián Martínez Manzano, Jessica Cano Lule, Claudia
Angélica López, Carlos Ramírez y Myriam Vidriales de
Grupo Planeta.
CRÉDITOS RADIO
Dirección: Dulce María Zúñiga y Victor Magaña.
Universidad de Guadalajara 2025
Personaje

Nacido en La Habana en 1955, Leonardo Padura es licenciado en Filología y ha trabajado como guionista, periodista y crítico. Autor de La novela de mi vida y El hombre que amaba a los perros, ha alcanzado gran reconocimiento con su serie policiaca protagonizada por el detective Mario Conde, traducida a numerosos idiomas y premiada internacionalmente. También escribió Herejes, Aquello estaba deseando ocurrir y otras obras destacadas. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Literatura de Cuba (2012) y el Premio Princesa de Asturias de las Letras (2015).