Audiocrónica AIR en el Pabellón Universitario

Air suspende en el espacio a los asistentes a una romería en Zapopan.

by Ricardo Manuel Salazar Ruiz

¿Puede uno encontrar la paz interior y viajar por el universo en un concierto de música electrónica un domingo por la noche? La respuesta es sí.

Eso hizo Air este domingo en el Pabellón Cultural Universitario y lo hizo de una forma tan elegante que le hizo honor a la frase qué elegancia la de Francia.

Cuando uno piensa en un concierto de música electrónica, evoca inmediatamente en música bailable, pero en éste caso, el aniversario del Moon Safari sólo contó con dos canciones para bailar, las demás fueron para viajar. Lento, parsimoniosamente, por el sonido y las texturas; por en medio de las estrellas y de los planetas que se movían lento, lento al ritmo de los sintes, la guitarra, eléctrica o acústica, y la bataca, y de vez en cuando, muy de vez en cuando una voz con procesamiento de vocoder para arriba.

Más que un vuelo acelerado a toda velocidad como se esperaría de algo descrito como electrónico, éste fue un viaje tranqui, similar a quedar suspendido en medio de la nada inmensa, esa inmensa nada que es el universo. Y lento, muy muy lento ir participando de un aterrizaje en una nave espacial que aunque se mueve a chingomil kilómetros por hora hasta alcanzar los años luz, parece que no se está moviendo nadita, y sin embargo, se mueve.

Sexy Boy y Chery Blossom Girls son las únicas que hicieron brincar al respetable, las demás hicieron a los presentes apenas mover la cabeza y la parte de arriba del cuerpo, ya saben , la espaldita y los hombritos de un lado a otro, entre lento y más lento.

Las mencionadas se acompañaron de luces blancas típo estrobo que hacían viajar más desde el encandilicidio; y el resto fueron acompañadas por un sencillo juego de iluminación y pantallazos, que hacía pensar en pocos píxeles, pocos, pero intensos, y predominantemente de los colores de la bandera de La France, vive la France!

Sólo 4 imágenes rompieron esa parsimonia, las de los planetas ya mencionados, la que simulaba que efectivamente estábamos dentro de una nave espacial surcando la oscuridad del universo y la de una boca pintada que con voz de hombre que se echó un discurso inmediatamente después de que unos letreros nos advirtieron que no fuéramos a la luz, lo que nos dijeron es que al final nos íban a llevar a la oscuridad y ahí nos iban a dejar, ése final fue como un viaje de ácido, casi techno de ése que solían llamar puerco.

La cuarta imagen, tierna, en la segunda canción, es la de un osito de peluche, que pasa lentamente de un lado a otro de la pantalla que ya para entonces adivinamos que es la ventana de la nave, como perdido, suspendido en la inmensidad en la que sin embargo se ve enorme.

Chery Blossom Girl les gustó pá pachequearse. Aunque estaba prohibido ingresar cualquier tipo de cigarro (así dijo la poli) no faltó el anarquista que sacó el gallo cuando esa canción desató la alegría de los presentes que ya antes habían armonizado con su ser interior tan inmenso como el universo. Y la chora fue interminable porque 3 rolas después seguía rolando de mano en mano mientras les pegaba la risueña.

El ritual dedicado a la luna de Air duró hora y media y reunió a lo más selecto de la sociedad tapatía, sí esos que se visten para la ocasión y que compiten para ver quién es el o la que más tapa con el celular el escenario a los de atrás, que al cabo que lo importante es que yo estuve aquí y mi foto o video con zoom entre pinche y más pinche todo movido porque andaba pacheco lo puede comprobar.

El respetable que al parecer no conocía la bella oración "con permiso" asistió a ésta misa dominical después de una procesión que nada le pedía a la de San Juditas. La romería comenzó en cuanto las puertas se abrieron a las 7 PM. Haciendo honor al lugar donde estaban, se hizo una romería, ordenada y festiva, lenta pero constante.

En la mera entrada una policía indicaba que las mujeres entraban por el lado derecho, o más bien, las damas, y los caballeros del lado izquierdo. Seguro les vio la edad y por eso no decía que los chavos de un lado y las chavas del otro, y seguro no les vio el precio porque nunca dijo por dónde entraban los no binaries

El sesentaytantos por ciento gente asistente ya está entrada en años, en canas, o en kilos, lo que evidencia que el disco del que hoy se conmemoran 20 años, en realidad salió en 1998. Y esos exquisitos, ya lo escuchaban desde entonces. El resto, eran modernitas con looks coloridos, con trenzas, gabanes de tío o chales de tía de la paca, sombreros y los pantos flojos pero apretados del culo y sus bolsitas mariconídem.

No faltaron lxs pelosazules o rosas o verdes con sus pescadores que ahí vienen de vuelta y claro que abundaron los bigotibarbitas, chongos y lentazos con portadores, así con e, de brazos tatuados, así con s, o sea: en plural. Uno que otro con botita de tacón, pero más bien abundaron los tenis y las industriales.

A eso de las 8:00 la fila de romeros que era una vivorita que se mantuvo un buen rato hasta el conjunto con nombre de banco ya se había disipado, pero poco a poco se hizo más larga la viborota/procesión/romería, y para las 8:30 ya llegaba a la entrada del estacionamiento por la avenida con nombre de ex rector.

La luna, a quién estaba dedicado el ritual sonreía de ladito con tonos dorados... y dentro la gente esperaba tomando primordialmente chela, uno que otro le metía a otros caldos etilicos, y los menos al agua o al chesco, y los todavía menos a la bebida nacional de Francia, el champagne.

La catego se notaba si estabas de la vayita par acá o de la vallita para allá, perrada y VIPs separados solo por una vaya a nivel piso, peeero los meros meros VIPs, no tocaban el suelo. Tenían sus mesitas a metro y medio de altura, lo que paradójicamente les impidió ver chido el espectáculo porque también entre esos de celular caro hubo competencia por taparle al de atrás. Esa diferencia se notó, pero sólo adentro, porque afuera, en la romería todo fue una fila general.

A las 9 en punto como si la banda no fuera francesa y como si no fuéramos mexicans, con puntualidad inglesa la gente empezó a chiflar, y para que ya no estuvieran chiflando, a las 21:05 el staff apagó la música y apagó las luces, lo que creó el ambiente para el comienzo, casi 15 minutos después de este Safari por la Luna al que el lugar común califica de hipnótico, que la luna observó desde afuera como cerrando un ojito coquetona.

Hora y media y tres encores después, el ritual de la paz interior que terminó bien oscuro tras avertirnos que no fuéramos a la luz terminó con muchos besitos desde el escenario, desde donde apenas se dijeron 3 tenkius y un gracias en todo el show. Esos besitos estuvieron acompañados de múltiples señas de adiós, de esas que los niños les hacen a los astronautas, tanto de abajo hacia arriba del escenario, como viceversa. Dos tráilers de equipo fueron necesarios para trepar a alrededor de 5 mil almas a esa nave, que los viajó, literal, en el tiempo y el espacio.

A eso de las 11 y media el foro había sido desocupado con una luces que encandilaban, lo que obligó a los aferrados a quedarse en el ágora jenkins a fumar lo que se supone que no habían ingresado y a terminarse las chelas que aún quedaban en su vasote conmemorativo de refill mientras una procesión de coches salía lentamente de regreso a casa tras este ejercicio de comunión colectiva guiado por Air.


Podcast - Radio UdeG Guadalajara
Últimas entradas de Podcast - Radio UdeG Guadalajara (ver todo)