Guadalajara, Jalisco.
En 2010, Kowanin Silva, jefa de redacción de Vanguardia en Saltillo, aprendió a callarse. Cuando secuestraron a uno de sus compañeros del periódico, y luego salió una manta que rezaba una amenaza de que sería destazada; ella aprendió a callarse.
En 2010, Coahuila se convirtió en la meca de la muerte. Y los reporteros lo sabían. A casi 7 años de esos hechos, las cosas están en una aparente calma. Pero el riesgo continúa, señaló en la mesa sobre estrategias de seguridad para reporteros, la corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, Balbina Flores.
Esta mesa formó parte de los trabajos realizados en el décimo tercer encuentro internacional de periodistas que organiza la Universidad de Guadalajara, con la presencia de más de dos decenas de expositores, escritores y reporteros de diferentes latitudes.