Por Aarón Navarro Aguirre
En la calle República del Centro de Lagos de Moreno se pueden encontrar diferentes lugares para comer. Desde hace muchos años hemos visto las clásicas Guacamayas o las tostadas de pata y trompa, y las tostadas enchilosas. En ese breve espacio podemos ver también comida china, hamburguesas, una nevería, y al final del andador está un puesto de artesanías que le pertenece a un interesante personaje:
“Martín Méndez Cervantes, para servirle. Vendemos artesanías y hacemos artesanías. Más o menos 32 años. Todo lo que es sistema de hilo, pulseras, collares, la chaquira, todo eso lo elaboramos nosotros. La pulsera con nombres también.”.
El señor Martín Méndez lleva establecido en ese lugar 32 años, cinco años después de llegar a Lagos. Toda su vida ha trabajado con estos materiales para la confección de distintos artículos, pero no siempre ha estado ocupando el extremo de la calle República del Centro.
Antes de quedarse definitivamente en ese lugar tenía espacios en los tianguis de distintos municipios. El señor Martín cuenta que los martes se ponía en San Juan, los miércoles se iba a La Chona, los jueves en San Miguel, y los sábados estaba en Arandas.
Y aunque no domina todas las técnicas de confección de artesanías, sabe cómo no quedar mal con los clientes.
“Esto es de la niñez. Yo soy nativo de Acapulco y ahí mis padres me enseñaron a trabajar. También trabajamos la plata, no toda la elaboramos nosotros. Pero, por ejemplo, si usted quiere algo que usted me traiga la fotografía, se la producimos”, expresa Martín Méndez.
En su puesto se venden artículos que no produce él en su totalidad. Las pipas de madera, por ejemplo, las encarga de Michoacán porque afirma que de carpintería no sabe nada. Pero el trabajo no se lo encarga todo así mismo, cuenta que toda su familia ayuda en la manufactura.
“Todos mis hijos saben hacer todo lo que sé hacer yo. Nomás que ellos están estudiando porque se necesita mejorar. Porque, pues aquí, estamos a la intemperie. Si llueve nos mojamos…no hay mejor que tener un trabajo estable. 3:48 Ahorita el que más trabajo me cuesta es la chaquira porque ya casi no veo. Ya tengo 70 años y ya como que se me cansan los ojos con la chaquira. Pero de todas maneras, como todos mis hijos trabajan. Mi señora, y tengo tres hijos. Somos cinco personas que nos sentamos en la mesa a producir. Siempre producimos algo”.
El señor Méndez trabaja seis días a la semana excepto los martes, y regularmente se le puede ver en su puesto de 8 a 3 de la tarde.
Cuando faltan clientes se pone a hacer los trabajos de los productos que faltan para que el surtido no baje. Aunque confiesa que a veces hay días difíciles y llenos de incertidumbre.
“No podemos decir que “hoy voy a vender así como que mucho o tal vez mañana” pero no se sabe. Hay veces que sí, y hay veces en que sale nomás para comer. Es el nivel de venta. Ahorita ha bajado mucho. Cuando hay turismo es cuando sube un poquito más”.
A sus 70 años todavía se considera hábil para la manufactura de algunos productos, como las pulseras de hilo sencillas o los rosarios, que el señor Méndez fabrica en cinco minutos.