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Por Roberto Castelán López

Odocoileus virginianus mejor conocido como venado cola blanca es la especie de cérvido más abundante en el territorio mexicano, distribuyéndose por prácticamente todo el país a excepción de los estados de Baja California Norte y Baja California Sur.

Su éxito territorial no solo se queda a nivel nacional, su rango es tan amplio que lo convierte en uno de los venados más extendidos a nivel mundial. Lo encontramos desde el circulo polar ártico, en América del Norte hasta el sur de Perú, además de que ha sido introducido en muchos países de diferentes continentes, como lo son Nueva Zelanda o Finlandia.

Pertenece a la subfamilia capreolinae, también llamados venados del nuevo mundo, donde la característica distintiva es que el segundo y el quinto metacarpo están presentes a modo de astilla, condición conocida como telemetacarpal.

El venado cola blanca es una de las especies fitófagas más importantes para la estructura de la vegetación en los diferentes ecosistemas, ya que realiza la actividad herbívora conocida como ramoneo. También es un importante dispersor de semillas y una presa frecuente para los depredadores más grandes, ayudando así a mantener el equilibrio en las poblaciones de plantas y animales carnívoros.

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Su presencia en los Altos de Jalisco no es algo cuestionable. Diversos avistamientos y múltiples evidencias indirectas, como lo son huellas y excretas, nos hablan de un considerable nivel poblacional en estas regiones, donde seguramente hay un alto índice de natalidad. Aún así, la primera pregunta radica en cómo se mantiene el equilibrio y el control en el número de los individuos, ya que no se sabe de la presencia de depredadores naturales de estos, como podría ser el puma.

El venado cola blanca pertenece al orden de los artiodáctilos, animales caracterizados por tener un número par de dedos, generalmente recubiertos por pezuñas. En este grupo de organismos existe una tendencia a modificar sus estómagos de manera extrema. En los venados y antílopes el estómago se encuentra dividido en cuatro cámaras, para poder aprovechar la celulosa de las plantas, por lo cual se les denomina rumiantes.

Con poco más de dos metros de longitud y 110 centímetros de alzada, es considerada una especie de venado pequeña, llegando a pesar como máximo 70 kg. Su coloración es variable, dependiendo de la época del año, en el verano es color café rojizo y en el invierno café grisáceo; mientras que, en el vientre, parte inferior de la cola y parte interna de las patas, encontramos un color blanco predominante, de ahí el nombre, cola blanca.

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Los machos presentan un par de astas de seis puntas aproximadamente, que utilizan para competir por las hembras. El crecimiento de estas estructuras está regulado por diferentes hormonas, y solo es apreciable en algunas temporadas hasta que ocurre la reproducción durante el invierno.

El periodo de gestación es de aproximadamente seis meses, posteriormente la hembra da a luz de una a tres crías. Los cervatillos permanecen con su madre entre uno o dos años.

Los venados son de alto valor cinegético, es decir en la cacería, pero diversos estudios afirman que un aprovechamiento adecuado puede resultar en una práctica sustentable que incluso ayude a conservar sanas a las poblaciones de los mismos.

Para los pueblos indígenas de Sonora y Sinaloa, el venado simboliza una conexión con la naturaleza y sus recursos, por lo cual mayos y yaquis realizan la danza del venado desde hace más de 5 mil años, siendo uno de los rituales más antiguos en México.