Guadalajara, Jalisco.
Por casi tres décadas, el predio de 10 hectáreas propiedad del Gobierno de Jalisco ubicado en el fraccionamiento Revolución, de Tlaquepaque, ha fungido como tiradero de escombro, refugio de ladrones y hasta ha servido a saqueadores de tráileres para emboscadas, pues se encuentra justo en el nodo vial de Lázaro Cárdenas rumbo a la autopista a Lagos de Moreno.
Hoy, esa zona de exclusión ha sido recuperada por los vecinos, quienes limpiaron las hierbas, emparejaron el terreno, construyeron una terraza, implementaron una zona de separación de residuos y cultivaron alimentos. Ahora es un punto de reunión y piden que tanto el Gobierno del Estado como el municipal lo reconozcan como Bosque Urbano Tlaquepaque, pues recién se enteraron los colonos de un nuevo proyecto para convertir el predio en un corralón de asistencia para el programa vial Salvando Vidas que no quieren para la zona.
Josué Fabio Moreno, quien forma parte de la organización de vecinos para rescatar el espacio público, relató cómo se enteraron del nuevo giro que pretenden darle al terreno y qué hicieron los colonos al respecto.
"En el mes de abril hubo un incendio que casi se sale de control y se mete a las viviendas, creemos que fue provocado porque días posteriores entró maquinaria a hacer trabajos de aplanamiento del terreno y movimiento de escombros (...) Fuimos el 18 de mayo a la oficina de Adolfo Chávez, que es el director de Depósitos Vehiculares y él fue el que nos comentó que se pretende hacer un corralón para el programa de Salvando Vidas para cerca de 3 mil vehículos".
"A partir de eso hemos estado realizando acciones, llevamos plantados cerca de 450 árboles en todo el predio, regalados y donados por los vecinos del fraccionamiento, además instalamos unos huertos comunitarios, también tenemos un centro de compostaje, un centro de acopio para el PET, cartón, papel, aluminio y realizamos la bioconstrucción que está atrás de mi con la materiales del mismo terreno", apuntó Josué Fabio.
En un ejercicio de memoria, José Martínez, quien tiene 35 años viviendo en la colonia, relató que el abandono del predio comenzó hace casi 30 años, cuando el Gobierno del Estado decidió utilizarlo para acopiar escombros de las explosiones en Analco.
"Cuando hubo la explosión de 1992 para acá, todos los desechos que se generaron de aquel lado, todos los vinieron a tirar aquí, incluyendo desechos humanos, entonces quedó un ambiente medio feo y le tuvimos qué batallar nosotros contra eso (...) Estaba vigilado, alguna vez anduve yo con unos vecinos por aquí y por poco y nos hacen presos porque estaban algunos desechos ahí tirados, unos huesos humanos con un rodete de cal y llegó un policía y casi casi con pistola en mano nos corrió (...) Corrió el ambiente en ese sentido de que no podíamos venir aquí".
Con el paso de los años el sitio siguió siendo una zona de nadie, pero a partir de que en mayo comenzaron a organizarse los vecinos para recuperarla, Yaeli Núñez, quien también vive en el fraccionamiento Revolución, relata cómo ha cambiado la comunidad a partir de entonces.
"Antes estaba lleno aquí de hierba que ya hemos limpiado, eso propiciaba que mucha gente se escondiera con malas intenciones y a muchos vecinos nos llegaron a robar, a mí se me metieron dos veces por ejemplo (...) El otro día pararon un camión, lo robaron y se vinieron a esconder acá para el predio, antes era muy asaltada la farmacia y también su huida era por acá, se está disminuyendo muchísimo eso gracias al trabajo entre los vecinos que hemos generado una comunidad hermosa".
El proyecto de los vecinos es seguir expandiendo las zonas de cultivo para llegar a cosechar maíz y hortalizas, aunque todavía esperan que les respondan las autoridades ambientales, administrativas del estado y municipales para tener su apoyo y reconocimiento como bosque urbano, ya que actualmente la cobertura de áreas verdes en Tlaquepaque es de las más bajas del área metropolitana con 2.4 metros cuadrados por habitante, mientras que la ONU recomienda de 9 a 12 metros cuadrados por persona.
Además, se encuentra en el límite del polígono de alta fragilidad atmosférica decretado en 2007 por la alta contaminación del aire y baja cobertura vegetal de la zona, por lo que establecer un parque en ese terreno podría ayudar a cumplir los objetivos de calidad de vida plasmados en dicho documento.