Toronto, Canadá.
Los organizadores de una exposición inmersiva sobre Van Gogh en Toronto tuvieron la idea de conciliar el arte y la pandemia: crear un espacio y un espectáculo dedicado exclusivamente a automovilistas, una iniciativa presentada como una primicia mundial.
La exposición sobre el universo del famoso pintor debía inaugurarse a principios de mayo en Toronto, pero la epidemia de coronavirus obligó a los organizadores a posponerla y buscar alternativas.
"Debido a la covid-19, tuvimos que pensar de manera creativa", dijo a la AFP Corey Ross, el coorganizador de la exposición.
En tanto la principal ciudad canadiense sale poco a poco del desconfinamiento, la exposición "Immersive Van Gogh" pudo comenzar la semana pasada.
Consiste en dos salas: una con círculos de distancia física proyectados en el suelo, para aquellos que prefieren caminar; y la otra destinada a quienes optan por acudir a bordo de sus vehículos.
Ver el espectáculo desde la comodidad de su automóvil permite a los que tienen salud más delicada o son más aprensivos disfrutar del arte de manera segura, dice. Se trata de una experiencia única.
"Ustedes nunca han tenido una experiencia como esta desde su automóvil", dijo Ross. "Es como si el coche estuviera flotando a través de la obra de arte".
El espectáculo se elaboró en colaboración con los creadores de la exposición "Van Gogh, La noche estrellada", presentada el año pasado en L'Atelier des Lumières de París.
- Al volante de un Plymouth -
Con un concepto similar, la exposición de Toronto es una experiencia de arte digital con obras del pintor holandés animadas y proyectadas en gran formato sobre enormes muros.
Diseñada originalmente para peatones, la exposición ha sido adaptada para recibir personas a bordo de coches. La sala puede albergar unos diez automóviles, que se estacionan en lugares definidos.
Los motores permanecen apagados durante la proyección, que transcurre acompañada de música. La altura de las obras se ha reducido para que puedan verse a través del parabrisas.
Sentados detrás del volante, con el teléfono en la mano para tomar fotos y los niños arrodillados, los visitantes se sumergen durante 35 minutos en el mundo del pintor.
"Realmente es una experiencia de inmersión que no se puede tener en una galería de arte clásico", dice Jessica Counti, una joven de 17 años, que acudió con su familia al estreno de esta suerte de autocine para celebrar el cumpleaños de su hermana.
"Realmente me gustó, aunque no puedas caminar a través de las obras de arte".
Al otro lado del salón, Patrick Corcoran, de 52 años, disfruta el espectáculo al volante de su automóvil antiguo, un Plymouth de 1950.
"Solo el hecho de estar en tu propio automóvil (...) y disfrutar del arte... Fue confortable. Y con todo lo que está sucediendo en el mundo con la covid-19, es seguro", dice.
Y aunque celebra el éxito de su creación, Corey Ross cree que el fenómeno será temporal.
"Tan pronto como tengamos la oportunidad de experimentar el arte de la manera que nos gusta, es decir en un grupo, con personas con las que podemos hablar, encontrar a gente desconocida (...) y ser parte de una comunidad, creo que volveremos a eso", afirma.
Las reservas para visitar la sala para automovilistas están casi completas hasta el cierre de la exhibición, previsto para el 9 de agosto.
La exposición peatonal se extenderá hasta finales de septiembre.
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