Washington, Estados Unidos.
Los líderes de las principales fábricas automotoras en Estados Unidos se reunieron el viernes con Donald Trump en la Casa Blanca para hallar puntos de encuentro en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la revisión de las normas de consumo de combustible.
"Estamos trabajando en los estándares CAFE, en medidas sobre el medioambiente y en cómo fabricar más automóviles en Estados Unidos", dijo el mandatario al abrir una mesa redonda con representantes de General Motors, Fiat Chrysler, Ford, Volkswagen, Nissan, Toyota, Mercedes-Benz, BMW, Honda y Hyundai.
Los estándares CAFE (Corporate Average Fuel Economy) son objeto de debate en Estados Unidos porque la administración Trump quiere aligerar las normas establecidas por Barack Obama para el período 2022/2025 con el objetivo de reducir gradualmente el consumo promedio de la flota de cada fabricante a 4,32 litros cada 100 kilómetros para el 2025.
Los constructores dicen que los objetivos establecidos por el gobierno anterior son demasiado estrictos, pero también temen verse obligados a cumplir con diferentes estándares según cada estado.
California, el estado más poblado de Estados Unidos y tradicionalmente demócrata, podría establecer estándares más estrictos que los previstos por CAFE y una decena de otros estados han indicado que seguirían su ejemplo.
Pero con la caída en los precios de la gasolina en los últimos años, los consumidores estadounidenses han comenzado a comprar grandes automóviles hambrientos de combustible con altos márgenes de ganancia, lo que hace que los fabricantes sean menos propensos a invertir en vehículos más económicos.
Algunos, como Tesla, tienen mucho éxito con los automóviles eléctricos, pero éstos representan menos del 1% del mercado estadounidense.
Otra área de discordia entre la administración Trump y los automotores es la renegociación del TLCAN que une a Estados Unidos, Canadá y México.
Trump felicitó el viernes al italiano Sergio Marchionne, de Fiat-Chrysler, por su decisión de transferir una fábrica de México a Estados Unidos.
Pero los constructores, que han invertido fuertemente en fábricas en México desde que el acuerdo entró en vigencia en 1994, temen que un cambio en las reglas actuales para permitir que un vehículo fabricado en Canadá o México pueda ser vendido en Estados Unidos sin pagar aranceles aumente sus costos.