Ocotlán, Jalisco

Después de tres meses de trabajo y una inversión total que rondó los dos millones 900 mil pesos, el domingo 18 de noviembre fue presentada la tercera restauración del monumento a Pío IX de Jamay, popularmente conocido como el Pío Nono. Dicha restauración fue la más profunda que se le ha hecho desde su construcción en el año 1879, y fue financiada por el programa vamos juntos, el cual consiste en dar una bolsa a los municipios y que los habitantes decidan cómo utilizarlo; en el caso de Jamay, el proyecto ganador fue precisamente el de restaurar su monumento insignia.

El primer edil Juan Luis Aguilar García, habló sobre la importancia que tuvo este proyecto para el municipio ribereño:

“En esta intervención, estuvieron involucradas distintas dependencias, siempre procurando que los trabajos se realizaran con los materiales y las técnicas correctas, procurando preservar y recuperar su esencia. Ya lo platicaron las diferentes dependencias que tuvieron que ver en esto, desde las constructoras, bajo la supervisión del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), sabemos que tenemos una joya, nuestro patrimonio, no nada más del municipio, es patrimonio de la nación y que no pueden venir a hacer cualquier restauración a este monumento”.

Para la obra se contó con la participación del contratista de Jamay Alejandro Zuno López, el encargado de la restauración Gustavo Alemán y quien coordinó los trabajos en restauración Clara Ramírez; esta última habló sobre los pormenores que se presentaron durante la restauración y lo que más debieron tomar en cuenta:

“En este caso teníamos muchos problemas con microorganismos, con pérdidas materiales; y entonces esto nos daba todas estas pérdidas tan grandes que había y esa imagen tan oscura que tenía el monumento. Entonces a partir de eso, me tocó ahora sí que supervisar, ver, deducir y decidir en momentos, orientar a mis compañeros para que lo que hiciéramos, fuera lo adecuado para este monumento”.

Finalmente, los restauradores puntualizaron la importancia de conservar y cuidar el monumento encargado por el señor cura José María Zárate en el siglo XIX, tanto por su valor histórico y lo que representa para jamay, como por su belleza intrínseca, ya que al verlo de cerca, notaron que la manofactura era de alta calidad y la técnica era de ladrillo esculpido, la cual es pocas veces vista y vale la pena estudiar más a fondo.

Por Juan Carlos Salcido