Guadalajara, Jalisco.
Para ser valiente como un hombre, el Padre Solalinde tuvo que aprender de las madres que dejan todo para ofrecerles un mejor futuro a sus hijos. Y en ese intento de la búsqueda de la dignidad, no dejan que el miedo les impida caminar, migrar, tratar de ser libres y tener autodeterminación.
Para Alejandro Solalinde, el cura que renunció al Yunque para no recibir órdenes de nadie más que del espíritu santo, como dice él; afirma que ha llorado mucho. Primero, por la impotencia, y luego también por el miedo de perder la vida.
Después de interponer las primeras denuncias de violaciones hechas por el Cártel de los Zetas, aprendió que la vida es un ratito. Y que vale más, saber aprovecharla.
En la presentación de su libro autobiográfico, la periodista Carmen Aristegui contó cuáles son las experiencias que Solalinde ha tenido que resolver, en un México roto que está lleno de víctimas. Y donde los migrantes suelen ser los más olvidados.
Al finalizar la presentación, el escultor Ismael Vargas, le regaló una réplica de su pieza Sincretismo, cuya pieza original fue instalada en la Avenida Federalismo y que ha causado las molestias de un sector de los creyentes en la virgen de Guadalupe. Al respecto, esto fue lo que dijo el propio autor.