Barcelona, España.
Tras la renuncia de Carles Puigdemont a la presidencia de Cataluña, los independentistas de esta región española deben todavía superar numerosos obstáculos para encontrar un nuevo candidato mientras su líder seguirá librando batalla a Madrid con una demanda ante las Naciones Unidas.
El jueves, el expresidente regional, destituido por el ejecutivo español tras el intento de secesión del 27 de octubre, anunció su renuncia provisional con tal de facilitar la rápida formación de un gobierno independentista.
Como sucesor, propuso al número dos de su grupo parlamentario y expresidente de la influyente asociación independentista Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Sánchez. Pero su figura también es problemática al llevar cuatro meses encarcelado por presunta sedición.
"Esto de gobernar a tiempo parcial porque uno está fugado de la justicia o en prisión no se sostiene en pie", advirtió el portavoz del gobierno español de Mariano Rajoy, Íñigo Méndez de Vigo.
"El gobierno no lo va a consentir", añadió.
No obstante, la decisión recae en el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa contra la cúpula independentista por la fallida secesión. El magistrado puede dar un permiso excepcional al preso para acudir al Parlamento y defender su programa.
"Quién ponga trabas a Jordi Sánchez para ser investido presidente cometerá un grave error", advirtió Puigdemont en una entrevista con la radio catalana Rac1.