Serpiente de cascabel: en el pasto profundo, una advertencia




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 “Y el señor Dios dijo a la serpiente:

por cuanto has hecho esto, maldita serás

más que todos los animales, y más que todas

las bestias del campo; sobre tu vientre andarás,

y polvo comerás todos los días de tu vida”.

Génesis 3:14

Por Roberto Castelán López

Tal vez son estos seres, las serpientes, los animales menos comprendidos y más aborrecidos por el hombre. Lejos de ser figuras benevolentes, respresentan la maldad y la perversidad para casi todas las culturas y religiones, sobretodo para el cristianismo.

En contraste a lo anterior, un grupo de culturas mesoamericanas están muy excentas de esta cosmovisión negativa de las serpientes. Mayas, mexicas, olmecas y toltecas adoraban la figura de una serpiente emplumada, hoy considerado como el dios principal entre los pueblos prehispánicos, el afamado Quetzalcoatl. Actualmente se sabe que esta deidad está inspirada en una de las especies de vívoras de cáscabel que veremos a continuación.

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En varias regiones de norteamérica, y muy ampliamente diversificadas, encontramos a las serpientes de cascabel, el género crotalus. Etimológicamente hablando, crotalus significa cascabel en griego. Desde el sur de Canadá hasta el oeste de Costa Rica, son 35 las especies que habitan en un extenso número de ecosistemas diferentes, todas con un característico cascabel en la punta de la cola.

Pertenecen a la familia viperidae, y son considerados un grupo monofilético gracias a diversas evidencias morfológicas y moleculares. Se originaron hace aproximadamente 5 millones de años en el centro de México, según hipótesis rescientes.

En la región Altos Norte del estado de Jalisco, encontramos varias especies diferentes de crotalos, entre las que destacan la cascabel de cola negra mexicana (Crotalus molosus nigrescens), la cascabel llanera o de Mohave (Crotalus scutulatus scutulatus) la cascabel de las rocas (Crotalus lepidus klauberi) y la cascabel cabeza de lanza (Crotalus polystictus), también conocida como cascabel ocelada. En esta ocasión describiremos dos especies: la cascabel de cola negra y la cascabel llanera.

La cascabel cola negra o cola prieta de la subespecie Crotalus molossus nigrescens, es fácilmente distinguible por su cola color negro o café oscuro. En el cuello presenta manchas longitudinales; en el dorso, un patrón de manchas en forma de diamantes que en la parte posterior comienzan a abrirse lateralmente y a presentar colores oscuros por melanización. Tiene 25 escamas dorsales en la parte media del cuerpo, la parte posterior de la cabeza es negra con líneas de escamas claras, de tres a cinco, dependiendo el individuo. Las orillas de las manchas estan constituidas de escamas completas, es decir, son de un solo color.

Principalmente, se alimenta de roedores, pero las aves conforman un 17% de su dieta, por lo que también es capaz de trepar árboles para alcanzar los nidos de estas.

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Habita áreas rocosas en bosques, así como sabanas y desiertos. Tiene un periodo amplio de actividad. Es probable que en esta región de los altos de Jalisco no hiberne, pasando los tiempos de frío resguardada bajo el suelo para posteriormente retomar su actividad.

Todas las serpientes de cascabel tienen colmillos frontales llamados solenoglifos. Sin embargo el veneno puede depender según la especie. Crotalus scutulatus scutulatus es otra especie presente en esta región norte de Jalisco, su veneno neurotóxico y proteolítico es potencialmente peligroso para el hombre.

Si uno llega a ser mordido por esta especie, presenta síntomas tales como dificultad para respirar, hinchazón y pérdida considerable del tejido. Se le considera una especie agresiva que se lanza violentamente para atacar.

La encontramos en pastizales y con vegetación densa, y es distinguible por su gran tamaño de un metro y 30 centímetros. Su colaración varía, pero generalmente encontramos manchas en formas de rombo sobre un cuerpo café grisáceo con un tinte verde. Su cola es rayada y no olvidemos su vientre generalmente claro.

Sabemos que las serpientes de cascabel pueden ser creaturas intimidantes que nos entrañen miedo y desconfianza, pero no olvidemos que los animales han existido al igual que las plantas, que los hongos y que las bacterias, bajo un delicado equilibrio natural, por lo que matarlas significaría una pérdida en este orden biológico y traería problemas, a la larga, para todos los que habitamos este planeta.

Su presencia controla la poblacioón de roedores en la medida más alta, así como la de otros animales en los ecositemas que habitan. También cabe recordar que, estas no buscan encuentros con los humanos, si se dan es porque nosotros nos hemos introducido en sus hábitat y zonas de alimentación. Nos tienen más miedo del que nosotros les tenemos a ellas, solo es cuestión de estar atentos a ese inconfundible sonido, el del cascabel, para no entrar en problemas con su veneno.