Sarah Bernhardt, la primera Madonna
Imagen de archivo de la tumba de la actriz de teatro francesa Sarah Bernhardt en el cementerio de Père Lachaise, el camposanto de los artistas en París. EFE/Rico de Estasen




París, Francia.

Antes que Madonna estuvo Sarah Bernhardt. Francia rememora este domingo el centenario de la muerte de la actriz Sarah Bernhardt, considerada por muchos la primera estrella internacional, capaz de elevar en el siglo XIX su condición de actriz más allá de las tablas.

La vida de la vedette internacional de la Belle Epoque está remontando a la luz a través de homenajes, libros y una gran exposición que tendrá lugar en el Petit Palais de París a partir del 14 de abril, punto álgido de los actos de recuerdo.

Bernhardt, que nació en París el 22 de octubre de 1844 y falleció en la misma ciudad el 26 de marzo de 1923, consiguió un renombre que, ente los dos siglos pasados, nadie antes había tenido.

Su fama impregnó primero Francia, donde Jean Cocteau creó para ella el término de "monstruo sagrado" y Victor Hugo la bautizó como "la voz de oro", antes de dar en 1880 el salto a Estados Unidos, que recorrió en un tren especial rodeado de multitudes que la aclamaban y abarrotaban los teatros, pese a que desconocían la lengua en la que declamaba los papeles más preciados.

"Hay cinco tipos de actrices: las malas, las aceptables, las buenas, las grandes y luego está Sarah Bernhardt", escribió sobre ella Mark Twain.