Ciudad de México, México.
El Museo de Arte Carrillo Gil, en Ciudad de México, inauguró hoy "Orozco, Rivera, Siqueiros. La exposición pendiente", colección que sobrevivió al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile. Las 60 obras de los artistas mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que pertenecen a la colección de Carrillo Gil, están complementadas con documentos y materiales audiovisuales que relatan, en conjunto, cómo el arte resistió a la destrucción de un golpe de Estado. Las vicisitudes por las que pasó esta exposición se conocen gracias a los diarios que se incluyen en la muestra de Fernando Gamboa, curador de la misma en 1973, quien escribió y grabó los episodios del ataque de los militares al gobierno de Allende. "A las 8.30 (horas) pasaron rasando la plaza dos aviones supersónicos. Me alarmé. (...) Quise avisar al embajador que me iba al museo, pero su teléfono estaba ocupado. Para mí lo importante era la colección", se puede leer en uno de los escritos de Gamboa que cuelgan de los muros del museo. Debido a la imposibilidad de inaugurar la exposición dos días después del golpe, las 169 obras volvieron a su lugar de origen, México, 15 días después metidas en 27 cajas junto a las que también viajaban 350 exiliados, entre los que se encontraban la viuda y las hijas del ya entonces asesinado presidente Allende. Tras varios intentos de rehacer la historia de la exposición con un final menos trágico, en 2014 se pudo presentar por primera vez en Santiago de Chile para después rotar por otras ciudades como Buenos Aires, Lima o Bolonia antes de regresar a México, donde se cierra el círculo. La historia tras estas obras de arte es lo que le da sentido a esta muestra, ya que ayuda a comprender el papel de las relaciones diplomáticas entre México y otros países latinoamericanos. "El valor político es mucho más interesante que el valor natural de esta obras. En esta ocasión se relaciona la historia reciente de latinoamérica y sus tensiones, desde el arte", explicó a Efe el curador de la exposición, Carlos Palacios. Para la subdirectora del museo, Paula Duarte, existen "dos historias paralelas": la importancia de exponer estas obras patrimoniales y la historia subyacente, de contenido político y social. "Esto hace la colección mucho más rica", dijo. Ambos coinciden en la importancia de Gamboa para la construcción de esta historia que él mismo decidió recoger y documentar con una gran destreza periodística. En sus grabaciones y escritos se detallan incluso los sonidos y las imágenes previas al golpe de estado y del dramático cambio que estaba por llegar a Chile. "Gamboa fue quizás uno de los funcionarios culturales más importantes del siglo XX en México. Tenía conocimiento de la noticia, el suceso y el relato", sentenció Palacios. La muestra de Orozco, Rivera y Siqueiros y todo su contexto demuestra que "se pueden estrechar lazos a partir del arte", según la subdirectora del Museo Carrillo Gil. Ella espera que el recorrido de la muestra no haya terminado en México ya que, a pesar de ser una inflexión, es más bien un "punto y seguido". "Itinerar nuestro patrimonio es parte de nuestra razón de ser", sentenció. Otra de las sorpresas de la colección es el último texto que escribió en su vida Pablo Neruda, quien falleció solo diez días después de la fallida inauguración, en un catálogo sobre la exposición editado por la embajada de México y en el que se refiere al valor de los tres artistas mexicanos. "Me tocó convivir con ellos y participar de la vida y de la luz de México deslumbrante", dijo el escritor chileno en este escrito firmado en su casa de Isla Negra (Chile).