Cabo Cañaveral, Estados Unidos.
La cápsula espacial de Boeing, Starliner, lanzada este viernes desde Florida en una misión de prueba crucial para la Nasa, sufrió un problema importante que afectó la trayectoria inicial de la nave.
Está previsto que la misión no tripulada dure ocho días, durante los cuales hará un viaje de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional (ISS). Si el ensayo es exitoso, la Nasa podría utilizar esa nave para sus astronautas a partir de 2020, tras nueve años sin enviar a nadie al espacio desde Estados Unidos.
El despegue transcurrió con normalidad y la cápsula se separó sin problemas del cohete Atlas V, un cuarto de hora después del lanzamiento, antes del amanecer en Cabo Cañaveral.
Pero la inserción orbital fue "no nominal", indicaron Boeing y la Nasa, lo que significa que la cápsula aún no está en la trayectoria adecuada para llegar a la ISS. Starliner aún no encendió sus motores como estaba previsto para ganar altitud y alcanzar la estación espacial, situada a unos 400 km de la Tierra.
Boeing señaló, sin embargo, que la cápsula estaba en una órbita estable. "Starliner tuvo una inserción no nominal. Pero controlamos la nave. El equipo de navegación y de control estudia la siguiente maniobra", tuiteó la compañía.
La Nasa cortó la retransmisión en directo de la misión y prometió que más tarde daría información sobre lo ocurrido. Una conferencia de prensa está prevista para las 14H00 GMT en el centro espacial Kennedy.
"Starliner está en una órbita estable. La ignición necesaria para un acople con la ISS no sucedió. Estamos trabajando en el problema", tuiteó por su parte el administrador de la Nasa, Jim Bridenstine.
Fotografía: AFP
Esta prueba del CST-100 Starliner, nombre oficial de la nave construida por Boeing, es determinante para la mancillada reputación del gigante aeroespacial, en medio de una crisis derivada de accidentes aéreos protagonizados por su modelo de avión 737 MAX, pero también para el orgullo nacional estadounidense.
Desde que retiró el Space Shuttle, tras 30 años de servicio, el transporte de astronautas de Estados Unidos a la ISS lo realizan los cohetes rusos Soyuz, dependencia de la que Washington quiere librarse, incluso cuando la cooperación espacial entre los dos países se ha mantenido en excelentes términos a lo largo de los años.
Bajo la presidencia de Barack Obama, la agencia espacial estadounidense otorgó contratos de miles de millones de dólares a Boeing y SpaceX para que desarrollaran cápsulas espaciales fabricadas en Estados Unidos.
Con dos años de retraso, el programa Starliner finalmente se acerca a su objetivo: la habilitación del vehículo solo depende de esta última prueba sin tripulantes.
"Para comienzos del próximo año, estaremos lanzando astronautas estadounidenses sobre cohetes estadounidenses desde suelo estadounidense por primera vez desde la retirada de los transbordadores espaciales allá en 2011", dijo el jueves Bridenstine en el Centro Espacial Kennedy, repitiendo una frase que ha utilizado en oportunidades anteriores.
- 8.000 millones -
Fotografía: AFP
La cápsula de SpaceX completó con éxito en marzo una misión similar a la que emprendió este viernes Starliner. La nave de la compañía de Elon Musk, bautizada Crew Dragon, despegó con un maniquí a bordo, Ripley, se adosó a la ISS y volvió a la Tierra sin inconvenientes.
El Starliner lleva a bordo un peluche llamado Snoopy y un maniquí bautizado Rosie.
Los maniquíes que participan de estas pruebas no son solamente muñecos decorativos: están equipados de múltiples sensores para verificar que el viaje será seguro para los tripulantes humanos.
La espera ha sido demasiado larga para el astronauta Chris Ferguson, que comandó en julio de 2011 el último vuelo del programa Space Shuttle y estará al frente del primer vuelo tripulado del Starliner. "Pero aquí estamos, justo en el umbral de estar listos para hacerlo. No una sino dos compañías", dijo.
Estas cápsulas no son las mismas que se utilizarán en el programa Artemisa, que tiene previsto posar hombres y mujeres en la superficie lunar en 2024. Esos viajes se realizarán con otra cápsula, Orion, diseñada para viajes espaciales más profundos y cuya fabricación está a cargo de la empresa Lockheed Martin.
A diferencia de lo que ocurría antes, la Nasa ya no será propietaria de sus vehículos sino que pagará a compañías por el servicio de transporte, un cambio decidido durante el gobierno de Obama para reducir los costos de la agencia.
Las compañías deberán asegurar seis viajes de cuatro astronautas cada una, hasta 2024. A cambio, la Nasa pagará en total más de 8 mil millones de dólares.
Bridenstine aludió también a la crisis de confianza que atraviesa Boeing. "Las personas que desarrollan naves espaciales no son las mismas que desarrollan aviones", dijo.
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