Presa de Cuarenta: elemento arquitectónico de transformación social y ecológica




Por Paúl Martínez Facio

La Delegación de San Miguel del Cuarenta es actualmente reconocida por la presa construida en su demarcación durante el siglo pasado. Tiene su origen en la época virreinal y se dio a través de la dotación de tierras para la cría de ganado, la comunidad creció en importancia por su situación geográfica pues se convirtió pronto en paso obligatorio de quienes transitaban por el Camino Real, de ahí que también llegará a tomar el nombre de Puerto de Cuarenta.

Sobre el origen del asentamiento, comparte el cronista Mario Gómez Mata:

«Era una antigua hacienda para cría de ganado mayor, nosotros localizamos la merced o regalo de tierras, que hizo el Rey, Felipe II, al español Juan Becerra, así nació esta hacienda que inicialmente se le conoció como Hacienda del Zapote, se le puso también el nombre de Puerto del Cuarenta, se le conocía porque pues ahí había vendimias de todo, también había mesones, etcétera, para alojar a quienes circulaban a pie o a caballo en sus diligencias por el Camino Real Lagos-San Luis, Lagos-Zacatecas, posteriormente ya para el siglo XX es cuando empieza esa idea de construir la presa».

La primera piedra de la construcción fue colocada el 11 de febrero de 1942, con la presencia del entonces presidente de la república Manuel Ávila Camacho, instada por ejidatarios de las comunidades aledañas, obras realizadas por el ingeniero Jesús Pliego, y que tendrían una duración de aproximadamente ocho años, para finalmente entregada en 1950 por el ya presidente de la república Adolfo López Mateos Transformando ya, desde su construcción, la vida de la región.

«Lo que quiero subrayar, es que desde la construcción, pues será un mundo de gente la que se contrató ahí para trabajar, toda la gente de Cuarenta obviamente tuvo chamba, en los trabajos de construcción de la presa y gente de las rancherías aledañas de Lagos de Moreno, se fueron por ahí a laborar en la larga construcción de esa presa que duro pues prácticamente ocho años, y obviamente el comercio se elevó considerablemente», añade Mario Gómez Mata.

La presa fue planeada por la entonces Comisión Nacional de Irrigación para captar 30 millones 360 mil metros cúbicos de agua, destinados al riego de 3 mil 630 hectáreas de cultivos, para lo que también se construyeron 35 km de canales de distribución. Una obra de tal envergadura atrajo, además los beneficios de la obra, cambios que podríamos considerar positivos en la vida de la región:

«Fue un cambio dramático para todos, no solamente para Cuarenta, sino para todo el cauce aguas debajo de la presa, y del propio Río Lagos, para la vida del Río Lagos, representó un aniquilamiento de la mayor parte de su antiguo cauce, y una gravísima alteración de todo el medio ambiente de Lagos de Moreno, obviamente también para las actividades humanas de esa zona representó un cambio drástico, porque por un lado se aumentó el comercio de ahí, en Cuarenta».

Un dique que ha traído muchos cambios en la región

En el momento de su construcción, la obra se vio impulsada por las ideas que en ese momento privilegiaban la noción del progreso a través del progreso, sin contemplar los costos ambientales, lamenta el maestro Mario Gómez:

«Lamentablemente para esa época la conciencia del equilibrio ecológico, el respeto al medio ambiente, literalmente no existía, fuera de que con la idea de reforestar mejoraban todo. No pensaban en todo el impacto que iba a tener, el matar un río en su cauce. Hoy, antes de hacer una obra de ese tipo, se tienen que hacer estudios de impacto ambiental, yo diría que hasta de impactos a la salud, porque lo que van a represar en la presa de El Zapotillo, todavía es pura agua puerca, pura agua contaminadísima de metales pesados».

La presa del Cuarenta es una construcción que ya forma parte del paisaje natural y arquitectónico del municipio, y que desde su construcción y hasta la fecha, ha servido además, como un espacio de interacción social, al que durante todo el año, los fines de semana, habitantes tanto de Lagos de Moreno acuden a pasar los fines de semana, que se construyó bajo la ideología del progreso, pero de la que las consecuencias fueron poco medidas.