Los palestinos de Jerusalén oriental, angustiados por la demolición de sus casas
Esta fotografía tomada el 9 de enero de 2024 desde la frontera israelí con la Franja de Gaza muestra edificios dañados en el centro de la Franja de Gaza después del bombardeo israelí, en medio de las batallas en curso entre Israel y el grupo militante Hamás. (Foto de Menahem KAHANA / AFP)




Al Walaja, Territorios Palestinos.

Ghadir al Atrash no puede contener sus lágrimas frente a las ruinas de su casa, recién demolida por las autoridades israelíes en un pueblo palestino al sur de Jerusalén.

Al Walaja se encuentra entre colinas y olivares, bajo jurisdicción de Jerusalén oriental, la parte de mayoría árabe anexionada por Israel.

En esta localidad, decenas de familias viven bajo la amenaza de demolición de sus viviendas por problemas con su permiso de construcción.

Permisos que según militantes de organizaciones de defensa de los derechos de los palestinos son casi imposibles de obtener a causa de la restrictiva política de vivienda aplicada por Israel en Jerusalén oriental y en las zonas bajo su pleno control en Cisjordania.

Aunque la práctica no es nueva en este territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, sí que ha aumentado desde el inicio de la guerra desencadenada por el ataque del movimiento islamista palestino Hamás en suelo israelí el 7 de octubre.

En Al Walaja, un pueblo de 3.000 habitantes, los trámites son complicados porque no hay registro catastral.

Una parte de su territorio ya se vio reducido por dos colonias judías, ilegales según el derecho internacional, mientras que algunas tierras agrícolas han quedado fuera de acceso por el muro de separación erigido por Israel en Cisjordania.

Según la Oficina de la coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA), el ritmo de las destrucciones de viviendas en Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental, se aceleró en más de un tercio desde los ataques de Hamás el 7 de octubre en comparación de los nuevos primeros meses del año.

  • Más de 440 palestinos que viven en esos sectores se vieron desplazados, señala la OCHA.

En Jerusalén oriental el número de demoliciones creció un 50% desde el 7 de octubre, según la ONG israelí Ir Amim, que defiende la coexistencia entre comunidades en la ciudad.

Elección imposible  

Para muchos palestinos y oenegés, se trata de una estrategia para que se vayan de Jerusalén.

Israel la considera su capital eterna e indivisible y los palestinos aspiran a hacer de Jerusalén la capital de un hipotético Estado independiente.

"Los habitantes deben elegir entre irse de Al Walaja, donde nacieron y donde vive su familia, o construir sin permiso corriendo el riesgo de que sus casas sean destruidas", resume Aviv Tatarsky, militante de Ir Amim.

Ghadir al Atrash, una madre divorciada de 43 años, dice que terminó de construir su casa en febrero reuniendo con muchos sacrificios los 200.000 shekels (54.000 dólares) necesarios: "Mi hijo dejó al universidad, ahorramos, pedimos prestado dinero", dice. "La construí para salir del agotamiento y de la miseria, para estabilizar mi vida".

Lo ocurrido a ella es lo que temen centenares de personas bajo amenaza de órdenes de demolición de las autoridades israelíes. Aunque unas treinta casas han obtenido un aplazamiento de la Corte suprema israelí, seis pueden ser demolidas en cualquier momento.

Miedo 

Según Ir Amim, es el caso de Mahmud Abu Khiarah, 28 años: "Hay angustia y miedo", dice este obrero del sector de la construcción.

"Pienso siempre en lo que nos van a hacer y en nuestra casa" edificada en 2017, donde vive desde hace tiempo su familia, dice.

  • Para evitar tener que soportar el costo de una demolición decidida por las autoridades israelíes, algunos habitantes deciden destruirlas ellos mismos.

Preguntados por la AFP sobre la situación en Al Walaja, las autoridades israelíes y la municipalidad de Jerusalén no hicieron comentarios.

Debido a la falta de registro catastral, habitantes de Al Walaja cotizaron para cartografiar su pueblo y someter su plan a inicios de octubre a las autoridades que anunciaron una respuesta en cuatro meses.

"Como potencia ocupante, Israel debe proteger a los palestinos", que "deberían tener acceso a un sistema honesto y equitativo de catastro", dice Greg Puley, de OCHA.

Pero a la espera de una decisión, la amenaza de destrucción de las viviendas perdura. "Si derriban nuestra casa, estaremos obligados a vivir afuera", afirma Abu Khiarah.

Los ataques del 7 de octubre realizados desde Gaza por comandos del movimiento islamista palestino Hamás, "organización terrorista" para la Unión Europea y Estados Unidos, causaron la muerte de 1.140 personas de lado israelí, en su mayoría civiles, según cálculo de la AFP con base en últimas cifras oficiales israelíes disponibles.

En represalia, las operaciones militares israelíes mataron a más de 23.000 personas en Gaza, en su mayoría mujeres y menores, según Hamás, que gobierna este territorio.