Sao Paulo, Brasil.
Los mercados brasileños viven días de euforia, con sucesivos récords bursátiles y el fortalecimiento del real, alentados según analistas por el avance de la reforma de las jubilaciones y las expectativas de baja de las tasas en Estados Unidos.
El índice Ibovespa de la Bolsa de Sao Paulo, que el 19 de junio cerró por primera vez por encima de los 100,000 puntos, superó los 106,000 puntos y hacia las 14H20 locales (17H20 GMT) llegaba a 106,526 puntos, con alza de 1.91% respecto al cierre del lunes.
En lo que va del mes, las ganancias del Ibovespa superan 5% y acumulan desde enero, cuando el presidente Jair Bolsonaro llegó al poder, un alza de más 21%.
El ascenso, sin embargo, estuvo marcado por los vaivenes de las expectativas de los inversores sobre las posibilidades de que el exmilitar de ultraderecha aplique el programa de ajustes prometido durante su campaña.
A mediados de mayo, el Ibovespa había perdido prácticamente todos sus avances del año, en un marco de polémicas internas del gobierno y de protestas estudiantiles contra los recortes.
El dólar se negociaba por su lado este miércoles a 3.754 reales, frente a 3.808 al cierre del lunes. Desde mediados de mayo, cuando había tocado los 4.10 reales, la divisa brasileña se valoró más de 9%.
"Parte de este 'optimismo' se debe al avance positivo de la reforma de las jubilaciones y parte a la expectativa del discurso [del presidente de la Fed, Jerome] Powell en la Cámara de Representantes sobre la tendencia de las tasas de interés en Estados Unidos", indicó Alex Agostini, de la consultora Austin Rating, en un intercambio de mensajes con la AFP.
"Muchos piensan que [Powell] tendrá un discurso 'Dovish' [blando] y eso alimenta la expectativa de un recorte de las tasas", agregó.
- La reforma arranca -
Las discusiones de la reforma de las jubilaciones, considerada esencial por el gobierno para sanear las cuentas públicas, se destrabaron en los últimos días y el Plenario de la Cámara de Diputados inició los debates sobre la primera votación a la que el texto será sometido, con toda probabilidad entre este miércoles y el viernes.
Esa reforma, por ser de tipo constitucional, debe ser votada dos veces en la Cámara y dos en el Senado, en todos los casos con mayorías cualificadas de tres quintos de la totalidad de los escaños.
El proyecto prevé un ahorro de unos 1,000 millones de reales (más de 250 mil millones de dólares) en diez años, instaurando una edad mínima de retiro (62 años para las mujeres y 65 para los hombres) con un tiempo de contribución de 40 años para gozar del beneficio completo. Algunas enmiendas de último momento podrían rebajar el tiempo de contribución de las mujeres a 35 años.
Brasil es uno de los pocos países que no exigen una edad mínima para el retiro laboral. El régimen actual permite jubilarse a las mujeres que cotizaron durante 30 años y a los hombres que lo hicieron durante 35, sin una edad mínima, aunque el monto del beneficio mejora para quienes prolongan su vida laboral.
En 2018, el déficit de las cajas de jubilaciones (públicas y privadas, de estados y municipios y de los militares) sumó 362 mil millones de reales (casi 100 mil millones de dólares al cambio promedio de 2018), equivalentes al 5.5% del PIB. En 2011, representaba 2.1% del PIB.
La necesidad de la reforma en un país que encara un rápido proceso de envejecimiento es aceptada incluso por legisladores de centro o centro-izquierda, que denuncian sin embargo, entre varios puntos, la elevación de los años necesarios de cotización en un país donde uno de cuatro trabajadores del sector privado pertenece al sector informal, según datos oficiales.
El avance de la reforma en los últimos días originó una disputa de paternidad entre Bolsonaro y el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia.
"La construcción de ese texto fue una construcción parlamentaria (...). El gobierno ayudó, pero en algunos momentos obstruyó", dijo el lunes Maia, dirigente de un partido de la derecha tradicional (DEM).
Maia se refería entre otras cosas a las tentativas de Bolsonaro de preservar condiciones ventajosas de retiro a los cuerpos policiales federales.
El martes, Bolsonaro replicó: "Rodrigo Maia es nuestro general dentro de la Cámara para aprobar" la reforma.
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