No aparece: Antonio García busca a su sobrino tras explosión en Tlahuelilpan
Fotografía: Alfredo Estrella - AFP




HidalgoMéxico.

Antonio García y su familia no tienen noticias de Lupillo, su sobrino de 17 años, y temen que figure entre los 79 muertos en la explosión el viernes de un ducto de combustible cuando era saqueado por los pobladores de Tlahuelilpan, en el centro de México.

García habla frente a un centro cultural del pueblo, donde otras personas que tampoco encuentran a sus familiares colocaron fotografías de sus seres queridos con la leyenda "se busca".

"Empezamos a buscar y no aparece en algún hospital. Mi sobrina viene de México, le hicieron la prueba de ADN y nos vamos a ir a Tula para que identifique si está entre los cadáveres", dice García, quien se dedica a la agricultura en Tlahuelilpan.

Las autoridades han dicho que la gravedad de las quemaduras de 54 de los fallecidos, que fueron calcinados por la poderosa explosión del ducto, impiden su identificación por lo que las pruebas genéticas son imprescindibles.

A un lado de las fotos, el gobierno proyecta una lista de desaparecidos con sus señas particulares y un teléfono de contacto.

La incertidumbre y el dolor casi se pueden respirar afuera del centro cultural donde Antonio se cuida de hablar de Lupillo como si siguiera con vida.

"No sé que fue a hacer ahí, es un muchacho que era buena gente o es, sigo pensando que es buena gente" dice.

Pese a ello, critica a quienes fueron a buscar gasolina cuando ésta salía a borbotones del tubo, como una fuente de parque.

"¿No alcanzan a pensar que en cualquier momento se podía prender eso?", dice.

"Es lo que me extraña de mi sobrino. Siempre andan comprando su gasolina, no sé por qué fueron ahí", exclama.

La tarde de la tragedia unos primos pasaron por la puerta de la casa de García cargando bidones y lo "invitaron" a juntar gasolina en la toma clandestina

"Qué miedo, mejor yo la compro", le dijo a uno de ellos, que poco después regresó con un garrafón repleto del carburante.

Estaba sentado en la calle con sus primos cuando ocurrió la explosión. "Vimos que empezó a arder y les digo 'ya empezó a arder, ha de haber un montón de muertos, mira cómo está ardiendo'", relata.

Ya caída la noche, cuando la tragedia era noticia mundial y los equipos de emergencia trataban de apagar el fuego y rescatar heridos, llegó otro de sus primos y confirmó su vaticinio: "Hay un montón de muertos", dijo.

"¿Pero qué fueron a hacer ahí?", le preguntó alterado García.

"Cálmate", le respondió su primo y prosiguió: "Tu hermana anda buscando a su nieto que no lo encuentra, a Lupillo. Anda llorando ahí, dice que no lo encuentra".

Dos días después, la incertidumbre de García y su familia no termina.