Morelia, Michoacán.
Seis presuntos sicarios murieron este lunes tras un enfrentamiento a balazos entre carteles del narcotráfico en una zona rural del del estado de Michoacán.
La Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que el choque armado ocurrió en los primeros minutos de este día, en el cerro San Andrés del poblado de la Yerbabuena, en el municipio de Zinapécuaro, a tan sólo 50 kilómetros al norte de la ciudad de Morelia, capital del estado.
De las primeras investigaciones se desprende que las seis víctimas formaban parte de un presunto grupo armado que fue sorprendido en la cima del cerro, donde con una fogata mantenían un supuesto campamento de vigilancia.
La Fiscalía encontró en el lugar decenas de casquillos percutidos de rifles de asalto y otras armas, así como cuatro vehículos con reporte de robo e impactos de bala.
Los cadáveres fueron enviados al Servicio Médico Forense (SEMEFO) en Morelia, a la espera de ser identificados y reclamados por sus familiares.
En la zona no se localizaron armas de fuego, pero autoridades presumen que éstas fueron robadas por el grupo antagónico o bien recuperadas por cómplices de las víctimas.
Agentes de las policías de los municipios de Zinapécuaro, Queréndaro, Indaparapeo y Álvaro Obregón, mantienen un operativo especial en la zona montañosa de la región, colindante con el estado de Guanajuato, para buscar a los grupos armados que participaron en el enfrentamiento.
De acuerdo con el área de inteligencia del Gobierno de Michoacán, en la región operan los carteles Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Nueva Familia Michoacana -con su brazo armado de Los Viagras- y el de Santa Rosa de Lima, aunque éste último tiene su bastión en Guanajuato.
Las tres organizaciones criminales se disputan a sangre y fuego el tráfico de droga y el robo de combustibles de los ductos de Petróleos Mexicanos (PEMEX), así como otros delitos entre los que destacan el secuestro y extorsión a comerciantes.
Debido a la lucha entre narcotraficantes, México registró 3 mil asesinatos en marzo, siendo el mes más violento desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia del país el 1 de diciembre de 2018.