Ciudad de México, México.
México mantiene fronteras abiertas y pocas restricciones a sus habitantes frente al temido coronavirus, lo que ha provocado críticas de quienes tienen fresco el recuerdo de la crisis que generó la pandemia de influenza H1N1 en 2009, surgida en este país.
En contraste con decenas de países del mundo, México se ha limitado a adelantar y prolongar, de dos a cuatro semanas, las vacaciones escolares de Semana Santa -que empiezan este viernes-, además de recomendar distanciamiento físico entre personas y protección a los ancianos.
De momento, el covid-19 solo afecta a 118 mexicanos, entre ellos un fallecido, frente a los 75 mil infectados que dejó la influenza de 2009, mil 300 de los cuales murieron.
Sin embargo, la aparente laxitud de las autoridades mexicanas contrasta con las dramáticas medidas tomadas por sus pares en Italia o España, donde los contagios escalaron vertiginosamente.
"Estamos haciendo lo que tenemos que hacer para lo que está sucediendo en México (...) En ningún momento se ha minimizado nada", alega el epidemiólogo Mauricio Rodríguez, quien ha colaborado con el gobierno en la estrategia contra el virus.
"Cada país responde a las condiciones de su propio país (...) algunos otros, sobre todo de Latinoamérica, están tomando medidas más drásticas por sus capacidades locales", agrega Rodríguez, vocero de la Comisión de Coronavirus de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
En abril de 2009, la OMS declaró pandemia a la H1N1, cuyo epicentro fue México. Pero antes, el gobierno del entonces presidente conservador Felipe Calderón (2006-2012) ya había suspendido clases, cancelado eventos públicos y ordenado campañas de información y vacunación.
El presidente Andrés Manuel López Obrador rechaza tomar medidas severas, aunque la oposición le reclama acciones como aislar a toda la población y cerrar fronteras, como ocurre en otros países, incluso latinoamericanos.
- Argumentos y advertencias -
Rodríguez argumenta que "no se deben tomar medidas [extremas] con mucha antelación porque se puede desgastar a la población para cuando realmente llegue el momento más critico". Asegura, además, que el sistema de diagnóstico de México es óptimo.
Pero el infectólogo Alejandro Macías, comisionado del gobierno para la influenza en 2009, dice que dicho sistema no se está aprovechando.
"México no ha hecho ni mil pruebas desde que empezó esto y son muy pocas para un país de 120 millones de habitantes", alerta el experto, que teme que el virus ya esté circulando de manera "comunitaria".
Este término alude a que el covid-19 se propague entre personas que no han tenido contacto directo o indirecto con el extranjero, uno de los requisitos del gobierno para hacer las pruebas.
"Si ya hay circulación local [del virus] y no nos percatamos a tiempo con más pruebas, estaríamos a pocas semanas de que colapse la red de hospitales", advierte Macías, quien asegura que en 2009 las autoridades fueron mucho más veloces en los diagnósticos.
El experto anota que en México no hay más de 4 mil camas preparadas en áreas de terapia intensiva, frente a las 80 mil de Estados Unidos, un país con casi el triple de su población, por ejemplo.
- Fragilidad económica -
Durante la crisis del H1N1 en la capital mexicana se cerraron comercios como restaurantes y cines, provocando pérdidas económicas, algo que la actual administración intenta evitar.
La economía mexicana, la segunda de América Latina después de Brasil, se contrajo 0,1% en 2019 y para este año vislumbra un "panorama sumamente complicado", dijo Raúl Feliz, experto del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas.
Estima que el país sufrirá caídas del turismo y la exportación de petróleo, que junto con las remesas de dinero de mexicanos que viven en el exterior, son las principales fuentes de ingresos.
"Claramente, el crecimiento de 2020 será inferior al 0%", estima Feliz. Bancos extranjeros como Barclays y Credit Suisse ya pronostican contracciones de -2% y -4%, respectivamente.
En este contexto, el temor de mermar aún más la actividad parece "un factor que ha pesado en las autoridades", opina.
En 2009, el año de la influenza, el PIB mexicano se hundió 5,1%, aunque la debacle respondió, principalmente, a la profunda crisis internacional.
En esta coyuntura, el gobierno sostiene que tiene "fortalezas" que blindan la economía.
Feliz reconoce al tipo de cambio flexible, unas finanzas sanas y líneas de crédito con el FMI y el Tesoro estadounidense como una defensa "robusta" contra turbulencias. Pero "un fuerte golpe económico y una recesión no parece que la podamos evitar", añade.
César Salazar, catedrático de economía de la UNAM, resalta que las medidas de contingencia económica ya deberían estar en marcha pero "no se ve que el gobierno quiera hacerlo".