Guadalajara, Jalisco.
Cada pasillo y área de la Feria Internacional del Libro (FIL), es una arteria, donde circulan autores, científicos, artistas, aficionados a la lectura, espectadores y muchas historias. Los pasillos y áreas, al igual que las arterias, pueden taponarse pero no precisamente de gente sino de basura y suciedad; los agentes que contrarrestan este taponamiento son el personal de limpieza de la FIL.
Barrer, limpiar los baños y recolectar basura son actividades vitales para que la feria mantenga el aspecto pulcro que la caracteriza.
“De los pasillos sale poquita basura, al día lleno como 5 recogedores. Lo malo de los pasillos es que a veces escupen, inclusive me he encontrado flemas. Me ha tocado ver cuando lo hacen”, comenta uno de los trabajadores.
Con escoba y recogedor en mano, los encargados de barrer los pasillos caminan a lo largo y ancho de la FIL durante toda su jornada, en busca de papeles, envolturas de comida o cualquier otra basura que desarmonice el aspecto aseado. “No tiran mucha basura pero la que vamos viendo, la vamos juntando”, cuenta una de las empleadas.
Los trabajadores de limpieza tienen una jornada de ocho horas y son contratados por evento, no cuentan con un sueldo fijo.
Las encargadas de higienizar los baños de mujeres, aseguran que los botes de basura se cambian hasta 20 veces al día. Cada baño tiene a personas asignadas y no pueden moverse de su área.
En uno de los baños hay tres mujeres encargadas, una de ellas tiene 5 años laborando como personal de aseo y comenta que lo que no le gusta de su trabajo es que a veces tiran los papeles al piso así como los olores, “aquí si es pesado porque hay que estar absolviendo muchos olores”.
- ¿Qué es lo más interesante de su trabajo?
- Mantener limpio – comenta la mujer más joven.
- Tener las áreas limpias y que no te llamen la atención – dice la otra mujer mientras lava la franela con la que seca el agua de los lavabos.
Además, los baños suelen ser los lugares predilectos para olvidar desde cosméticos hasta carteras y celulares, según las trabajadoras.
Toda la basura que se produce en la FIL debe ser recolectada, labor de la que se encargan los recolectores de basura a quien es usual ver empujando sus contenedores con cajas de cartón al tope, “a veces ni podemos pasar de tanta gente”, señala uno de los recolectores.
- ¿Les gusta trabajar aquí?
- A mí sí me gusta trabajar aquí porque está correcto – dice uno de los hombres.
- Es ameno porque de repente te encuentras a un conocido, a un vecino. Ayer me encontré a un conductor de C7 – comenta otro de ellos.
Los desechos que más se producen en la feria son las cajas de cartón, platos desechables, botellas de plástico, latas y empaques de comida, así como los desechos sanitarios.
Gracias a estos agentes del aseo, la FIL al abrir sus puertas cada mañana puede recibir a sus visitantes en un ambiente agradable y aseado.
Redacción: Diana Barajas
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