Por Paúl Martínez Facio
En el caso de las adolescentes en la región, tres son los factores que inciden de manera directa en su desarrollo pleno. La situación económica, las dobles jornadas que tienen que realizar al estar a cargo de las actividades domésticas y una educación sexual que prioriza el aspecto reproductivo.
Aunque estos factores influyen tanto en varones como en mujeres, en el caso de las adolescentes se vislumbra un aspecto ideológico que las coloca en cierta desventaja. Con base en un estudio realizado por el docente Antonio Ortiz Juárez, jefe del Departamento de Socio-tecnología en la Preparatoria Regional de Lagos de Moreno, sobre los motivos de deserción escolar apunta:
“Principalmente por problemas económicos, pero en segundo término debido a la reprobación, también se manejó el caso de que los jóvenes pues carecen de un proyecto de vida, entonces surge poca motivación, poco interés por estudiar, fue los motivos por los cuales dejaban la escuela”.
Sin embargo, aunque el estudio se aplicó de manera general, al referirnos a las mujeres en específico, señala:
“Platicando con ellas, las posibles causas de deserción escolar, es porque en su hogar se les exige un poco más el trabajo de casa, hay casos en donde algunas jóvenes comentaron que se les pedía o se les exigía el trabajo del hogar para hacerlo incluso a favor de sus hermanos, y los hermanos tenían más libertad, y los papás también llegaron a comentar que por qué estudiar en el caso de las mujeres, y por qué no mejor dedicarse al hogar, si se iban a casar en el futuro, a lo mejor no trabajaban”.
Situación que responde al modelo económico actual, en el que las mujeres reciben un salario menor, incluso cuando realizan las mismas labores que un varón, y en el que muchas veces llevan a cabo una doble jornada de trabajo, pues siguen a cargo de las labores domésticas.
Además añade que otra de las posibles causas, sea el embarazo, ya que si bien algunas de las alumnas que quedan embarazadas en esta etapa y reingresan a su formación académica, muchas otras ya no lo hacen. Al respecto de los índices de adolescentes embarazadas en la región, la Dra. María del Carmen Zaldívar, expone:
“Hay muchas adolescentes embarazadas, a pesar de que hay mucha información o difusión, o campañas de prevención del embarazo, y no necesitamos ir tan lejos, las mismas compañeras con sus niñas embarazadas, de dieciséis, diecisiete años ya son mamás”.
A su vez, el médico pasante en la Casa de Salud Betulia complementa para el caso de las comunidades rurales:
“Menores de 18 años he visto en estos seis meses solamente tres, pero las he visto. El resto son pacientes mayores de edad, pero curiosamente pacientes de 22 años de edad que ya cursan su sexto embarazo, lo que quiere decir que el primero fue por los 14, 15 años, por ahí”.
Situación que llama la atención, pues al menos en términos de educación sexual se podría pensar que en la actualidad la mayor parte de la población tiene acceso a ella. Sin embargo, para la psicóloga Carmen Guzmán, el problema radica en el tipo de educación sexual que se les brinda a las jóvenes:
“La educación sexual que se imparte en las escuelas es meramente reproductiva, cuando la mujer no solamente su sexualidad le permite reproducirse, y sin embargo para el hombre no es meramente reproductiva, también es una sexualidad que le brinda placer, y a la mujer no se le da ese derecho, a la mujer se le enseña una sexualidad, pero meramente reproductiva”.
Son estos tres aspectos, fincados en el modo en que percibe la sociedad a sus jóvenes y en base a los cuales se perfila el modo en el que las prepara para asumir un rol, que ejemplifica en sus modelos culturales, los que de alguna manera las colocan en desventaja ante sus pares varones.
Finalmente, acerca de las actividades que realizan los jóvenes fuera de la escuela, y cómo las entienden en tanto responsabilidades propias, escuchamos:
¿Qué actividades realizas además de la escuela?
Hombres
“Hacer deporte” “ir al gimnasio, trabajo, creo que son las más destacadas, salir”.
Mujeres
“Cuando salgo yo de la escuela voy por mi hermanito, y ya después llego a mi casa y como, y después voy a correr” “Ayudo a hacer el quehacer” “Como, hago mis labores de casa, me pongo a hacer la tarea”
Al respecto de las actividades domésticas que realizan
¿Consideras que estas actividades son las que te corresponde realizar?
Hombres
“Pues rejunto mi cuarto y le ayudo a mi jefa y así” “Pues sí, casi que me ocupo nada más de mi espacio, limpiar lo mío, hacer las cosas que me tocan”
Mujeres
“Pues porque yo quiero hacer las cosas, porque me toca, es mi responsabilidad hacer lo que yo hago, todo lo que hago, de hacer todo el quehacer” “En ocasiones porque como mis dos papás trabajan y yo soy la mayor pues lo tengo que cuidar”.
Es de llamar la atención, que si bien casi la totalidad de los jóvenes entrevistados mencionó que existe un trato equitativo para varones y mujeres en sus casas, al momento de responder acerca de las actividades que realizan, los varones puntualizaron que en general cuando realizan labores de este tipo, es exclusivamente en su espacio personal, mientras que las mujeres no hicieron esta distinción, además de que el orden en el que lo mencionaron, como grado de importancia, también se presentó una diferencia, para el caso de las mujeres, aparece casi siempre como una de las primeras actividades que mencionan, mientras que los varones, sólo en un segundo momento lo comentaron.