Wilmington, Estados Unidos.
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este lunes que la economía del país necesita "rápidamente" un estímulo para hacer frente a los efectos de la crisis sanitaria.
Biden, cuya victoria presidencial aún no fue reconocida por el presidente republicano Donald Trump, habló tras reunirse de forma virtual con dirigentes sindicales y altos ejecutivos de empresas, incluida la jefa de General Motors, Mary Barra, y el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella.
Se trató de la primera intervención del presidente electo sobre economía, una de sus prioridades en el marco de la crisis sanitaria por el coronavirus. "Discutimos de la oportunidad de ser (económicamente) más fuertes, más resistentes de lo que éramos" antes de la pandemia, dijo en conferencia de prensa.
"Apoyo inmediato"
Biden instó al Congreso a votar "rápidamente" un plan de "apoyo inmediato" a la economía, en momentos en que los estadounidenses enfrentan un resurgimiento del coronavirus en todo el país, lo que obliga a algunas autoridades locales, como las de Nueva York, a endurecer las medidas para contener la pandemia.
Pero la votación de un plan de ayuda como el que desea el presidente electo, similar al que se adoptó de emergencia en marzo (más de 2.2 billones de dólares), podría ser vetado por el Senado, si éste sigue en poder de los republicanos.
El control de la Cámara Alta se decidirá el 5 de enero en una elección parcial en el estado de Georgia, donde están en juego dos escaños. Ninguna ley puede ser aprobada sin el aval del Senado.
"Nuestro plan es crear millones de puestos de trabajo bien remunerados en la industria, la construcción de automóviles, productos, tecnología, que necesitaremos en el futuro para ser competitivos con el resto del mundo", dijo Biden.
Un nuevo plan de estímulo es fundamental para ayudar a la economía en medio de un aumento en las infecciones de covid-19, aseveró, pues las cosas "se pondrán más difíciles".
Reafirmó su voluntad de poner en marcha un "sistema fiscal justo" que consistirá en hacer que las grandes empresas y los más ricos paguen "su justa parte", una postura opuesta al del gobierno de Trump, que rebajó los impuestos de las empresas de 35 % a 21 %, y los de los hogares más ricos.
Asimismo, dijo que aumentará el sueldo mínimo a 15 dólares la hora, una vieja reivindicación sindical, cuando muchos trabajos, especialmente en el sector de la restauración, tienen salarios fijos miserables, por lo cual dependen principalmente de las propinas para obtener una remuneración digna.
Antes del encuentro, los asesores de Biden habían dicho que el objetivo del encuentro era, pese "a las diferentes perspectivas", encontrar formas de "trabajar juntos" y lograr "objetivos comunes".
Agregaron que la intención es "garantizar" que los trabajadores y las empresas puedan operar de manera segura en el contexto de la pandemia y "reconstruir la economía para que sea más resiliente e inclusiva".
En la rueda de prensa, el demócrata reiteró que la salud de la economía está íntimamente ligada a la evolución del virus y que, para revitalizar la economía, es preciso controlar la pandemia, opinión compartida por el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
Meter el dedo en el ojo
Su decisión de reunirse con ciertas figuras corporativas como Mary Barra marca su deseo de restablecer una buena relación con quienes han sido blanco de críticas de Donald Trump.
Durante su mandato, el presidente republicano fustigó con dureza las decisiones estratégicas de Barra, criticando en particular el cierre de una fábrica en Ohio. Trump también obligó al grupo en marzo pasado a producir respiradores artificiales para pacientes con covid-19.
Por otra parte, Biden dijo que al día siguiente de su investidura presentará un plan detallado de comercio internacional, dando solo algunas pistas. "Hablé con varios líderes mundiales y les dije que, por ley, no se me permite comenzar a discutir con ellos, hay un solo presidente", dijo.
Pero "la idea de meterle el dedo en el ojo a nuestros amigos y abrazar a los dictadores no tiene sentido para mí", añadió.
Agregó que quería devolver a Estados Unidos su lugar en la escena del comercio internacional, con respecto a China en particular, un tema en el que, sin embargo, se unió a Trump, quien lanzó una guerra comercial con Pekín para reequilibrar el comercio.
"Debemos estar alineados con otras democracias (…) para que podamos imponer nuestras reglas del juego en lugar de ver cómo China y otros dictan las suyas porque son los únicos jugadores", afirmó.