Buenos Aires, Argentina.
A los 80 años Alicia Ceresoli vive a duras penas de su jubilación. Añora "el olorcito a cuero" de unos zapatos nuevos y se le hace agua la boca por un filete de carne, lujos de una vida que describe empequeñecida desde que Javier Milei gobierna Argentina.
"Entonces pensás: ¿por qué alguien que está dirigiendo un país te tiene que clausurar tu vida? Es como si te dijeran 'no comés, no comprás remedios y te morís'. Eso es dictatorial", reflexiona sobre las penurias de los jubilados, parte del 53% de pobres que tiene Argentina.
Ceresoli vive sola, agradece su buena salud y tener casa propia en Villa Adelina, periferia norte de Buenos Aires. La alivia no pagar alquiler, cuyos precios liberó el gobierno, ni necesitar medicamentos, que se encarecieron 200% en 12 meses.
Como casi 5 millones de jubilados -más del 60% del total-, Ceresoli cobra un haber mínimo y un bono, con lo que su ingreso ronda los 320 dólares, un tercio de la canasta del adulto mayor estimada por la Defensoría del Pueblo.
En diciembre tendrá un aumento de 2,7%. "Es grotesco, son 300 pesos por día (30 centavos de dólar)", dijo Eugenio Semino, defensor de la tercera edad.
Según Milei, "en dólares, voló el poder adquisitivo de los jubilados" este año. Pero los precios se dispararon.
"El gobierno dice 'no hay plata' y es mentira porque lo que ahorra del sistema jubilatorio es el gran equilibrante del superávit fiscal", acotó Semino.
- Vidas pequeñas -
Al sopesar el logro del gobierno en obtener equilibrio fiscal después de décadas de déficit, "los jubilados son los grandes perdedores", dijo a la AFP Gabriel Vommaro, sociólogo de la Universidad Nacional de San Martín.
Según el Centro de Políticas Públicas (CEPA), "en el período enero-septiembre 2024, el 25,3% del ajuste del gasto del Estado estuvo explicado por la pérdida de poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones".
Así lo experimenta Alicia. En su modesto hogar, sin televisión de pago, el lujo era comprar flores frescas "porque alegran la casa, pero están carísimas". "Ahora pongo de plástico", cuenta.
Su primer trabajo fue a los 13 años en una fábrica de zapatos. "Me gustaría volver a sentir el olorcito de unas sandalias de cuero nuevas. ¿Carne? Ya no como. Dos bifecitos cuestan 6.000 pesos (seis dólares)".
Sin embargo, lo que más la entristece es la estrechez de una vida reducida a lo esencial.
Hasta el año pasado "un gustito de ir al cine me lo daba y después a comer pizza con una amiga. No era un lujo cinco estrellas, pero éramos felices", recuerda. Ahora "nos vamos amargando porque la vida se va achicando como se achica el bolsillo".
Divorciada, su única hija vive a 300 km. Antes viajaba cada dos meses, pero ya no puede costearlo. "Me duele el corazón porque mi nietita menor tiene 10 años y la niñez se va. Yo tengo 80, no es que pueda esperar a que la economía mejore".
- "Peor que nunca" -
Los miércoles reclama frente al Congreso con la agrupación "Jubilados insurgentes" por un haber "digno".
El ritual fue iniciado hace ocho años, mucho antes del gobierno de Milei. "No es nuevo que estamos mal, pero estamos peor que nunca", afirma.
Cuenta que más de una vez volvió "dolorida por los empujones de la policía" desde que el gobierno de Milei endureció el control de las manifestaciones.
Eso no amilana a Rubén Cocorullo, de 76 años, otro jubilado que nunca falta a las protestas.
- Debido a un infarto y tres stent que atribuye a "la mala sangre por tantos gobiernos malos", toma medicamentos que hasta noviembre recibió gratis, pero que ahora debe pagar tras la restricción a la gratuidad impuesta por el actual gobierno.
El Ejecutivo también congeló desde marzo un bono mensual por unos 70 dólares que reciben las jubilaciones mínimas, en medio de una inflación cercana al 200% anual.
Además clausurará desde 2025 un plan por el que se jubilan quienes no tienen los 30 años de aportes requeridos, una quimera en una economía con 40% de informalidad.
Por esa esa vía se jubilan nueve de cada diez mujeres y ocho de cada diez varones que, a partir de 2025, sólo podrán tramitar una pensión, 20% inferior a la mínina.
"Este gobierno está ensañado con los viejos", asegura Cocorullo.
Como técnico electromecánico, sobrevive reparando algún aparato que encuentra en la basura. "No me da vergüenza, vergüenza debería darle a este gobierno y a los delincuentes que están acá adentro y no nos defienden", dice en una protesta frente al Congreso entre carteles con la leyenda "O comemos o compramos remedios".
Pese a no tener mayorías, Milei logró que el Congreso ratifique su veto a una ley que aumentaba jubilaciones un 8%. En retribución, agasajó a los diputados que lo apoyaron definiéndolos como sus "87 héroes".
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