Grisailles, huellas en París de un mundo de ceniza en la mente de Barceló
Fotografía: EFE/ Nerea González




París, Francia.

Como si de huellas de ceniza atrapadas en el tiempo se tratara, el artista español Miquel Barceló inaugura este sábado en París una exposición en la que sus naturalezas muertas y motivos pictóricos recurrentes brotan del uso de la grisalla, una técnica monocroma del siglo XIV que produce la impresión de relieve.

"De la grisalla se solía decir, en pintura, que era como protoescultórica, que era un 'trompe-l'oeil', como trampantojos", explica Barceló, en conversación, en la galería Thaddaeus Ropac (ubicada en Pantin, a las afueras de la capital francesa), donde se podrá visitar la muestra hasta el próximo enero.

Titulada precisamente "Grisailles", en francés, la exposición comprende una colección de pinturas en las que el polifacético artista, originario de la isla de Mallorca, trabajó en los últimos años, justo después del periodo de confinamiento desencadenado por la pandemia de COVID-19.

"He estado muy inmerso en estos cuadros, como muy obsesivamente", cuenta Barceló, quien con su estilo próximo a la corriente neoexpresionista e influencias que van de Goya a Picasso es el artista español actual más cotizado.

De ellos dice que son más "reflexivos", un tipo de pintura en la que reflexiona sobre su propia obra y que fueron casi como "un ejercicio de memoria" en el que fue sacando a escena a todos sus "actores".

Peces, pulpos, toros, huesos, caracolas, caballos... los motivos recurrentes de la obra de Barceló plagan cuadros como "El cabrón", un bodegón que el propio autor describe como un "Frankenstein" hecho de pedazos de su propio imaginario.