Guadalajara, Jalisco.

“Si quieres tu carro me tienes que pagar 4 mil 600 pesos”

Es lo que Alejandra, quien se dice ser trabajadora de una empresa privada de grúas le dijo a Ana Bertha Ramírez, propietaria del Nissan modelo 2008, el cual fue levantado por un agente de seguridad vial, el pasado 18 de julio a las 10:30 am sobre las calles Jesús García y Federalismo en Guadalajara.

Ana reconoció que su automóvil estaba mal estacionado pero estaba dispuesta a pagar la multa de 52 pesos; sin embargo, se topó con la barrera de la corrupción. Al llegar al depósito vehicular 8 a donde llevaron su carro, ubicado a espaldas del Zoológico Guadalajara. El supuesto oficial encargado del operativo le pidió 4 mil 600 pesos para entregarle el vehículo antes de que fuera ingresado al depósito. Sin embargo, Ana se negó por el contrarió pidió el folio para ir a pagar la multa.

Adicional del recargo, tuvo que pagar un adeudo para obtener la liberación de su carro y de nueva cuenta le volvieron a pedir lo que en México se ha catalogado como “mochada”, es decir, pagar una cantidad menor a otra persona con la capacidad de ayudarte a gastar menos.

“Yo salí y la señorita Alejandra me dijo: su carro debe casi 7 mil pesos, yo le respondí que debía 6 mil 300 pesos y que iba a pagarlo porque se trataba de fotos infracciones. Ella me volvió a decir: si usted me da 3 mil 500 pesos ahorita en efectivo, yo tengo un amigo que le borra sus multas, se lo deja en cero y se lo dejo libre”.

El pasado 19 de julio, Ana terminó por pagar todo lo que debía y obtuvo la liberación de su vehículo; sin embargo, la corrupción encarnada en los rostros de las personas que le pidieron dinero aún no termina.

Cuando Ana llegó al depósito vehícular 8 para recoger su automóvil, le volvieron a decir que no le darían su auto de no pagar 4 mil 600 pesos.

Esta sería la tercera ocasión que extorsionan a Ana.

Fotografía: María Ramírez Blanco

“Apague su celular, me dijo, y añadió: para que yo le entregue su carro ahora me tiene que pagar 4 mil 600 en efectivo que es lo que cuesta la multa que trajo su carro y me los da aquí afuera”.

Al no saber qué hacer, Ana pidió ayuda a un policía, mismo que fue testigo de la corrupción que habita en el depósito vehicular 8; sin embargo, el agente de seguridad que vio que ella había pagado su adeudo no pudo hacer nada por el contrario le dijo: señora ya sabemos cómo es esto. Después de aquella charla con el policía Ana dijo sentirse desamparada.

Fotografía: Cortesía

“No se vale. Cuando uno hace las cosas bien, yo ya pagué lo que se tiene que pagar y no hay quien me ayude”.

Ana teme que cuando le entreguen su auto, no esté como lo tenía. Asegura que en el depósito no le quisieron otorgar un documento con el inventario de todo lo que venía en su automóvil.