Berlín, Alemania.
Un ambiente de fiesta para millones de hinchas procedentes de todo el continente. En el ecuador del torneo, Alemania hace un balance positivo de su Eurocopa, a pesar del difícil contexto de seguridad y los problemas con los trenes.
- Fiesta en las calles -
¡Están de regreso! Tras una Eurocopa anterior, disputada en 2021 tras posponerse un año por la pandemia y que se jugó desmembrada por todo el continente y con diferentes medidas sanitarias, por fin una fiesta de verdad.
Los hinchas han reconquistado las calles y la organización lo celebra. En cada 'Fan walk' (marchas de los aficionados hacia los estadios) antes de los partidos las oleadas de personas son interminables, con las ciudades teñidas con de colores de los equipos que juegan ese día.
Mención especial para el 'Tartan Army' de Escocia, que invadió Múnich para el partido inaugural, con un cariñoso recibimiento por parte de la afición germana.
Otro clásico, la hinchada 'Oranje', también dio que hablar con más de 17.000 personas el martes en los aledaños del Estadio Olímpico de Berlín para ver a los Países Bajos perder 3-2 contra Austria.
"Tengo la impresión de que los fans de toda Europa se sienten muy bien con nosotros", señaló la ministra alemana del Interior Nancy Faeser.
Las 'fan zones' en las ciudades anfitrionas congregan a miles de personas desde la mañana previa a los partidos.
En el tercer duelo de la fase de grupos de Alemania, contra Suiza, la 'Fanmeile' de Berlín amplió su capacidad hasta las 70.000 personas.
En Múnich, para seguir los próximos partidos de la Mannschaft, el antiguo Estadio Olímpico albergará a 20.000 fans, más los 25.000 que puede acoger la 'fan zone' vecina del parque olímpico.
- Tarjeta amarilla para los transportes -
El apocalipsis ferroviario anunciado por algunos no se ha cumplido, pero los visitantes extranjeros descubren sorprendidos los problemas que tienen los trenes alemanes.
Los testimonios de aficionados que llegan tarde debido a problemas con la Deutsche Bahn (DB) han sido interminables. Incluso Philipp Lahm, director de la competición, los sufrió, llegando tarde al Ucrania-Eslovaquia el pasado viernes.
- Especialmente señalada ha sido la ciudad de Gelsenkirchen, antiguo centro minero con 265.000 habitantes, en la cuenca del río Ruhr: los aficionados señalaron que estuvieron bloqueados durante varias horas debido a la escasa frecuencia de tranvías y trenes en dos partidos de gran expectación, Inglaterra-Serbia el 17 de junio e Italia-España tres días después.
Ralf Thieme, responsable de las estaciones de la DB, hizo un llamamiento a la razón: "Cuando 50.000 espectadores salen del estadio, no todos pueden tomar el primer tren".
La Deutsche Bahn, que transporta a cinco millones de pasajeros desde el comienzo del torneo, respondió que comprende "el descontento y las críticas".
"Los trenes alemanes no ofrecen actualmente la calidad que todo el mundo merece", reconoció en el diario Bild Michael Peterson, miembro del consejo de administración del operador público.
- Seguridad, hasta ahora todo bien -
En un contexto geopolítico muy complicado, con los conflictos en Oriente Próximo y Ucrania de fondo, la seguridad es la primera prioridad de la organización.
Cada día se movilizan 22.000 policías federales, junto con agentes regionales y 580 miembros de las fuerzas del orden de los países participantes en el torneo para hacer frente a todas las amenazas posibles: atentados, ultras y ciberataques.
Alemania, que restableció durante el torneo los controles en sus fronteras y ha reforzado la seguridad en los trenes, estaciones y aeropuertos, ha arrestado a más de 400 personas, impidiendo la entrada en el país a unos 50 'hooligans' ingleses.
En total, desde el inicio de la Eurocopa el 14 de junio, la policía ha impedido entrar a 2.300 personas.
Hasta ahora se han registrado pocos incidentes. El miércoles, la ministra del Interior mostró su satisfacción porque los hinchas juzgados de riesgo se habían comportado bien, citando como ejemplo a los húngaros y a los alemanes, "muy tranquilos", en Stuttgart a pesar de los temores a posibles enfrentamientos.
Peor fue la cosa en Múnich, donde nueve policías fueron heridos por ultras serbios que les atacaron con botellazos y una silla después de que uno de ellos fuera controlado.