Ocotlán, Jalisco
Fernando Mejía, tapatío de nacimiento y ocotlense por decisión, se ha posicionado en el mercado con la venta de tacos de billar a nivel estatal, al ser uno de los principales productores de este artículo. También distribuye en estados como: Sonora, Monterrey, Sinaloa, Aguascalientes, Guanajuato, Cd. de México y Querétaro.
La producción de palo de billar es escasa a partir de Jalisco hasta la frontera de Tijuana, lo que le ha abierto las puertas para ser un referente en la creación de estos artefactos, “por día producimos alrededor de 80 piezas, al mes unos 1000”, mencionó Fernando Mejía.
Antes de llegar a Ocotlán, entre sus hermanos y él se dedicaban a la fabricación de las mesas de billar, posteriormente en 1989 vieron la oportunidad de trasladarse al municipio mueblero para continuar con la venta de las mesas. A la par abrieron un lugar para jugar pool, el cual contaba con 20 mesas y aún así faltaban, ya que era muy concurrido por la gente en su momento, actualmente el lugar continúa pero con el nombre Billar Rocha, aunque ya no les pertenece. Ese negocio duró sólo cinco años.
En 1996 uno de sus hermanos consiguió el ensamble de los palos de billar, y desde entonces se ha dedicado a la fabricación de los mismos, aunque para ello tuvo que ser paciente “cuando empezamos hacer tacos, hacíamos 25 por semana, y nos salía uno derecho y 24 chuecos, fuimos progresando, eso lo desarrollamos a mérito propio porque aquí había otro fabricante de tacos”.
En el 2007, Fernando tomó la decisión de iniciar con su propio negocio, ya que ha buscado “Marcar la diferencia siempre con algo”, por lo que sus productos se caracterizan por ser artesanales y realizados con madera importada como Nuez Aya de Alemania y Maple de Canadá.
Al año importa aproximadamente 100 mil pies (cada pie equivale a 30x30 cm) y entre 60 a 70 mil pies de manera nacional, como: granadillo, bracino, verdecillo y palo rosa, por mencionar algunas, y que primordialmente son traídas de la costa.
Para Fernando Mejía, posicionarse en la venta de tacos de billar no fue fácil “nos ha costado entrar en el mercado porque nuestro producto está 20 pesos más caro que el de la competencia que está en Cd. de México. Aquí en Jalisco, somos los únicos fabricantes de taco de billar”. A diferencia de los otros productores, Fernando los realiza con madera maple, además de que pueden desensamblarse.
Su producto estrella es el palo, sin embargo, también le gusta crear y descubrir nuevos campos pocos explotados, como la fabricación de mesas con madera de parota, lo que lo posicionó como pionero en Ocotlán en el 2013 “es muy caro, se ocupa mucho capital para trabajar, más o menos como medio millón de pesos”. Lo difícil de producir con ese tipo de madera es el tratamiento de la misma ya que guarda más humedad que las demás y por lo tanto requiere más tiempo de secado.
Fernando, externó que su padre fue quien le heredó los conocimientos que sabe acerca del tratamiento que se le debe de dar a la madera y de cómo trabajarla, puesto que en su momento su papá fue uno de los principales productores de la jaula de madera, en la que se transportaba a los pollos en los años 60, hasta que se transitó al uso del plástico.
Además de enfatizar que los animó a pensar en grande, “siempre nos ha gustado trabajar y hemos sido emprendedores porque así nos lo enseñó mi padre y no sólo a los hombres sino también a mis hermanas”.
“Gordo haz bicicleta”
Una de las creaciones de mayor impacto en el trayecto laboral de Fernando, fue la bicicleta de madera, que surgió en el 2010 después de un incidente de salud que lo orilló hacer ejercicio, y por consecuencia el instrumento para hacerlo; la bici, “mi esposa es mi inspiración porque si no me hubiera dicho gordo haz bicicleta, no la hubiera hecho”.
Actualmente cuenta con cinco modelos de bicicleta: la Holandesa, Vagabundo, Troya, VMX y Citlali (nombre de la primera bicicleta), y tiene en mente la creación de dos versiones nuevas. Desde la fabricación de la primera a la fecha, ha vendido aproximadamente 20 bicicletas, en diferentes partes México e inclusive al país vecino.
El toque que le da magia a sus bicis, es que son personalizadas, aunque él desde el inicio las bautizó con nombres indígenas como: el tolteca, Náhuatl y Mixteco, por mencionar algunas, ya que parte de su objetivo dentro del sector mueblero es fomentar las tradiciones y cultura mexicana. Por lo que en el 2016 pasó a formar parte del Instituto de la Artesanía Jalisciense (IAJ).
Actualmente laboran siete personas, en el taller que desde un inicio lo llamó ESMIFER, que son las primeras dos letras del inicio de los nombres de sus tres hijos, Esteban, Miguel y Fernando (que están en orden de mayor a menor). El negocio es meramente familiar, pero espera generar dos plazas más para este año. Además de que quiere mantenerse siendo un referente de venta de madera sólida y no aglomerada, aunque eso implique menos clientes a escala nacional e internacional, debido a que su producción no es masiva por ser artesanal.
Fernando, mencionó que sólo existe un requisito dentro del taller, “aquí está prohibido no estar con música; no sabemos trabajar sin música. Acuérdate de las películas de Pedro Infante, como salía cepillando la madera, en una canción terminaba el mueble, no se nos ha dado pero es la inspiración”.
Entre escombros de madera, piezas inacabadas, mesas de billar, sillas compactas, lámparas de estudio, vasos para el agua, caballitos, bicicletas, mesas de parota, y las decenas de tacos de billar, es como se encuentra decorada la bodega de Fernando Mejía, para él nada es desecho, nada se tira, sólo se transforma en algo más.
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