Por Gabriela Arreola
De aquí y de allá, el doctor Carlos Manuel García González es originario de San Luis Potosí, aunque parte de su familia proviene del municipio de Ojuelos Jalisco y la mayor parte de su vida residió en el Distrito federal.
Es doctor en Ciencias con especialidad en Psicología Educativa por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional; antes de ésto cursó la maestría en la Universidad Autónoma de México, y obtuvo el grado de licenciado en psicología por la Universidad Iberoamericana.
Acostumbrado a trabajar con especialistas de otras disciplinas
Cuenta que le tocó vivir tiempos interesantes, pues incluso estuvo dentro del movimiento del 68, cuando apenas había concluido la preparatoria. Indica que por esta razón tuvo que ingresar a la Ibero y costear sus estudios con una beca. Otra gran experiencia fue que, al estudiar los posgrados, estuvo rodeado de especialistas de diversas áreas, lo que contribuyó a que se acostumbrara a trabajar de forma fluida en proyectos interdisciplinarios.
A continuación, habla de cómo surgió su deseo de dedicarse a la psicología:
«Yo creo que hay varios momentos y tienen que ver con situaciones socioculturales, o sea, uno no toma las decisiones en la vida nada más porque a uno se le ocurren, tienen que pasar cosas alrededor para que esto sea factible, o no. Una de esas fue el haber decidido salir de la casa paterna a edad temprana, y eso me ayudó mucho a hacerme cargo de mi vida y tener que ver “qué voy a hacer”, fue cuando ahí decidí que quería estudiar Psicología. Es digamos, un momento importante».
García González dice que, al terminar la licenciatura, había una gran demanda de psicólogos, bromea un poco y comenta que a los grupos interdisciplinarios siempre les gustaba tener uno entre sus filas. Ya en los posgrados trabajó con científicos mexicanos de renombre: bioquímicos, neurofisiólogos, genetistas, lo que lo acercó a las ciencias naturales, una pasión que había adquirido gracias a un maestro de la secundaria pero que no le había sido posible cultivar.
Sobre el trabajo que desarrolla en el CULagos como docente e investigador, comparte lo siguiente:
«Entonces vi estas ventajas de tomar en serio la formación de los estudiantes, continuar su formación después de los cursos, trabajar como director de tesis, establecer los convenios y los contactos para que prosigan estudios de posgrado y de doctorado. Yo creo que como a mí me enseñaron mis maestros, yo tenía que ser mejor que ellos, entonces lo que hago es que mis alumnos sean mejores que yo, lo que le llaman burocráticamente la generación de reemplazo. Es muy satisfactorio en ese territorio, sentir que lo que uno está haciendo tiene sentido, porque uno lo ve en los propios estudiantes».
Porque se necesitaban maestros para psicoanálisis
El doctor llegó al centro universitario una vez que terminó un proyecto con otros investigadores en la Universidad de Guanajuato. Pensó en acercarse un poco más a su familia y optó por ingresar al CULagos como investigador y sobre todo para apoyar la especialidad en Psicoanálisis de la Licenciatura en Humanidades. Dice que tuvo muchas experiencias positivas con alumnos realmente dedicados que en la carrera se interesaron por esta rama del conocimiento.
Por otro lado, agrega que la vocación del centro siempre le ha parecido una idea brillante y original, pues se tiene la intención de formar investigadores que desarrollen su trabajo en múltiples ámbitos y que no sólo se gradúen siendo técnicos en algún conocimiento concreto.