El primer premio Cervantes de Nicaragua afirma que son escritores de ficción, pero de una realidad que atrapa a AL




Guadalajara, Jalisco.

Sergio Ramírez es un tipo de 75 años que siente que apenas le está llegando la edad. La semana pasada fue nombrado premio Cervantes de Literatura, el máximo galardón que podría recibir un escritor de lengua española.

Es un viejo conocido de la Feria Internacional del Libro (FIL), quizá podría competir como uno de los escritores que más ferias ha participado a lo largo de más de tres décadas. Y ahora está de nuevo aquí, en Guadalajara, para hablar de cómo es ganar un premio de ese tamaño para un país como el suyo, Nicaragua, que se le conoce más por la violencia que por la escritura.

De ahí que, en un momento de sinceridad, el autor señale que los escritores no son más que personas que tratan de reflejar un presente a manera de ficción. Con personajes falsos, pero con circunstancias reales. Y la de América Latina, no es una tersa historia de oropel.

En el marco de la FIL, el autor de Adiós muchachos siente este premio como un segundo aire, una oportunidad de seguir escribiendo porque dice, en la literatura no hay tercera edad.


Omar García