Por Aarón Navarro Aguirre
El día de muertos trae consigo toda una parafernalia de cosas que componen esta especial e interesante tradición mexicana. Además del gesto de poner y adornar los altares para nuestros seres queridos, existen otros elementos que alimentan el folclor de esta fecha. Uno de ellos son las calaveritas literarias, las cuales son breves composiciones poéticas que se les dedican a personas en vida o muerte.
Se tiene un registro de las calaveritas literarias en 1849 en la Ciudad de México. Surgen como una crítica a la desigualdad social y a la censura en la población. En un inicio, fueron realizadas por Antonio Venegas Arroyo y el litógrafo Manuel Manila, quienes grababan imágenes de calaveras y esqueletos y las acompañaban con versos satíricos dirigidos a la iglesia y al Estado. Posteriormente, esta forma de expresión fue popularizada con el trabajo del grabador Guadalupe Posada, autor de la famosa catrina mexicana, la cual, era a su vez una crítica a la clase alta mexicana que quería sentirse europea.
El escritor laguense Víctor Manuel Martínez Arellano menciona algunas características de las calaveras literarias
“Una calavera literaria es la carrilla versificada, es la crítica humorística en estrofa, es la opinión burlesca sobre un hecho político, familiar o personal. Es también el señalamiento en total tono de relajo de un hecho anecdótico. Una calavera literaria llega a ser un epitafio falso carnavalesco. Es también una expresión sarcástica que se puede hacer casi a cualquier conocido. Es una circunstancia hipotética divertida y picaresca de la muerte de alguien”.
Las calaveras literarias, además de un interesante elemento del folclor del día de muertos, son también un buen ejercicio de escritura, pues su estructura se asemeja a la de los sonetos. Son composiciones versificadas que se ajustan a una métrica octosílaba y que llevan rima.
Víctor Manuel es ya un tradicional escritor de calaveras literarias. Este año cumple 22 años de haber iniciado a dedicar estas composiciones a sus amigos y familiares.
“Este año cumplimos 22 años de hacer calaveritas literarias para amigos y conocidos, y para la vida política y social. Un día se me ocurrió señalar de manera jocosa algunas cosas que mis más allegados hacían, y a partir de allí surgió la costumbre. Ahora con 22 años, imagínate, toda una tradición de hacer calaveras. Por ahí del año 97 a la fecha, cada año, familiares y amigos esperan las calaveras”.
Hoy en día, las calaveritas literarias son una divertida forma de tener presente a nuestros seres queridos a través del humor y el ingenio.
“A señal informativa llegó cruzando los cerros
Tenía fosas reservadas para varios reporteros.
A Berthita amenazó y fue a quien cargó primero
“Por tener ya muchos años aquí en la estación te entierro”
A Fabi le prometió con un gesto muy sincero
“Si me sigues al panteón, tendrás tú tu noticiero”
Prometió la Catrina a Aarón:
“Si vienes conmigo al panteón, te haré lo que tú deseas:
Director de la estación”