Ejercer la humanidad como alternativa




Por Gabriela Arreola

A raíz de la ola de violencia que se ha desatado en el municipio, y que hay que decirlo, no es particular de esta región sino que se ha generalizado en mayor o menor medida a lo largo y ancho del país, las personas han optado por tratar de paliar esta situación por su cuenta, recurriendo a la justicia por mano propia.

Una práctica que no es nueva

Sin embargo, esta práctica no es nueva, pues se remonta en cierta medida a los pueblos originarios y también al estado moderno, de acuerdo con el doctor en historia y etnohistoria Ángel Christian Luna Alfaro, quien es especialista en historia y antropología de las religiones y también es un estudioso del género, la sexualidad y la violencia:

«Esencialmente los casos de los linchamientos eran muy comunes en las prácticas de algunos pueblos originarios, incluso era una intervención que buscaba hacer un escarmiento público para evidenciar y sugerirle a la población que no hiciera eso, y esto no es un fenómeno contemporáneo. Digamos que tampoco es propio de un tipo de gobierno o de un partido político en particular».

Una problemática compleja que involucra la pérdida de vidas humanas

Sin embargo, independientemente de que no se trate de una práctica emergente y actual, esto no quiere decir que se tenga que dimensionar a la ligera, pues se trata, evidentemente, de una problemática compleja que involucra la pérdida de vidas humanas, la consumación de un delito, la ineficacia de las corporaciones de seguridad y la falta de política públicas de prevención.

Luna Alfaro, reconoce que la respuesta de los ciudadanos al decidir hacer justicia por sus propias manos responde a la ausencia de un estado que garantice la seguridad en distintos rubros:

«De intento de hacerle frente a algo que es más que evidente en nuestro país: el hecho de lo que podríamos interpretar en términos teóricos de la inexistencia de un Estado, y aquí no estoy hablando propiamente de un gobierno, que son cosas diferentes, sino de una entidad que nos dé la certeza de poder vivir funcionales y seguros; no solamente en términos de que exista una policía fuerte, o algo así, sino también de seguridad económica, de seguridad educativa, de ganas de pensar en un futuro».

Como alternativa para que la ciudadanía no ejerza por su propia cuenta la justicia, Luna Alfaro cree necesaria la organización comunitaria y vecinal, lo que, indica, podría prevenir actos de violencia de cualquier tipo.

«Yo supongo que sigue siendo necesario el proceso de empoderamiento de la ciudadanía y trabajar a la par con la mejora de condiciones económicas y sociales; generar mejores expectativas de vida. Sigue siendo importante, dentro de las iniciativas en varias partes del mundo, los procesos de organización comunitaria, es decir, que la gente vuelva a ejercer humanidad y se acerque con sus vecinos y vecinas, y comiencen a organizarse en funciones de protegerse», puntualiza el especialista.