Washington, Estados Unidos.
En los albores de su tercer año al frente de la principal potencia mundial, Donald Trump se queda cada vez más solo.
Uno por uno, en silencio o con mayor estridencia, los pesos pesados, las personalidades fuertes, los secretarios o asesores que atemperaron un poco al impetuoso presidente norteamericano se retiraron dando las gracias o dieron un portazo.
A fuerza de enojos, de decisiones tomadas sin consulta, en una Casa Blanca donde reina un caos permanente, el magnate inmobiliario se aisló, provocando una creciente preocupación entre los aliados de Estados Unidos.
H.R. McMaster, John Kelly, Jim Mattis: los tres oficiales de alto rango, de quienes Donald Trump -que llegó al poder sin ninguna experiencia militar, política o diplomática- elogiaba sus méritos y sabiduría, ya dejaron el gobierno o lo están haciendo.
Para Jim Mattis, un exgeneral de la Infantería de Marina, a menudo considerado "el adulto en la sala", según una expresión estadounidense muy repetida, el repentino anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses de Siria parece haber sido la decisión de más.
El tono de su carta de renuncia es cortés, pero el mensaje es claro e inmediatamente resuena más allá de las fronteras de Estados Unidos.
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Quien fue "una isla de estabilidad en medio del caos de la administración Trump", en palabras del senador demócrata Mark Warner, lo dice sin rodeos: está profundamente preocupado por la falta de respeto del inquilino de la Casa Blanca a los aliados de Estados Unidos.
"Jim Mattis claramente determinó que ya no podía hacer lo suficiente para justificar la parte restante de una administración con la que no estaba de acuerdo", dijo Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).
Antes que él, Rex Tillerson, exjefe de ExxonMobil nombrado a la cabeza de la diplomacia estadounidense antes de ser despedido sin consideración, también había expresado sus dudas y preocupaciones.
Permaneció en un silencio resonante durante varios meses después de su partida. Recientemente presentó, en unas pocas oraciones cinceladas, su visión del presidente para quien trabajó poco más de un año.
¿Donald Trump? Un hombre "más bien indisciplinado, a quien no le gusta leer, a quien no le gusta entrar en detalles, sino que dice 'Eso es lo que creo'".