Cristianos, pero palestinos: Taybeh también sufre la oleada de violencia de la colona israelí
Después de que colonos israelíes intentaran incendiar la iglesia de San Jorge en Taybeh, conocida como la última ciudad cristiana de Cisjordania, los líderes de las Iglesias en Tierra Santa se plantaron en su Ayuntamiento para denunciar la situación. Criticaron los ataques sistemáticos contra cristianos en la región con un comunicado que omite una palabra crucial para su población: palestino. EFE/ Magda Gibelli




Taybeh.

Después de que colonos israelíes intentaran incendiar la iglesia de San Jorge en Taybeh, conocida como "la última ciudad cristiana de Cisjordania", los líderes de las Iglesias en Tierra Santa se plantaron en su Ayuntamiento para denunciar la situación.

Criticaron "los ataques sistemáticos contra cristianos" en la región con un comunicado que omite una palabra crucial para su población: palestino.

En una sala atestada de diplomáticos y medios internacionales esta semana, un periodista palestino pregunta a estos patriarcas quiénes son los "moderados" en Israel que van a investigar los ataques que atribuyen a "radicales" israelíes (sin utilizar el término "colono").

La respuesta del patriarca ortodoxo griego, Teófilos III, le lleva a negar, decepcionado, con la cabeza: "No somos políticos".

El periodista es Hassan Jaber (nombre ficticio), palestino, cristiano y de Taybeh, que en conversación con EFE reprocha la posición de los patriarcas:

"El cristiano está aquí para que nos cante en la iglesia, para que nos haga de comer a los peregrinos, pero luego cuando quiera hablar como palestino, entonces no le querremos escuchar".

Cristianos, pero palestinos: Taybeh también sufre la oleada de violencia de la colona israelí

EFE/ Magda Gibelli

Cristianos y palestinos 

"Si son atacados es porque son palestinos, no porque son cristianos", lamenta.

"No puedes resolver el problema de los cristianos en Tierra Santa sin pasar por la situación política ¿no? Pero es muy costoso afrontarlo".

Desde la casa de Jaber se ve un amplio valle atravesado por la carretera de Alon (para Israel, una frontera artificial que demarca el territorio del Valle del Jordán que pretende ocupar) y, detrás, el asentamiento israelí de Rimonim, con unos 700 habitantes.

En torno a él quedan tierras de su familia de las que los israelíes se han apropiado, según explica desde el patio de la casa la madre de Hassan, que llegó a Cisjordania desde Bogotá en 1995.

Recuerda cómo el pasado 25 de junio los colonos bajaron por el valle, antorcha en mano, hacia la casa de una familia beduina en el valle para forzar su desalojo.

"No nos quemaron la casa por pura presión diplomática", bromea ahora, sin olvidar el miedo que sintió entonces. Detrás de su vivienda hay varias casetas de beduinos que se vieron desplazados por los ataques de los colonos en octubre de 2023 y, más al oeste, el asentamiento israelí de Ofra.

  • Los colonos de Rimonim y un inicio de asentamiento adyacente son los mismos que el pasado 7 de julio cruzaron a Taybeh y prendieron fuego a los alrededores de la antigua iglesia bizantina de San Jorge (conocida como Al Khader, en árabe).
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EFE/ Magda Gibelli

Oleada de ataques de colonos israelíes 

El ataque es parte de un repunte de agresiones de los colonos contra varias poblaciones palestinas en el centro de Cisjordania. En lo que va de 2025, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha registrado más de 625 ataques.

Cuatro kilómetros al norte de Taybeh está Kafr Malik, donde el 25 de junio un grupo de colonos atacaron a la población amparados por el Ejército, asesinando a tres palestinos.

A unos cinco kilómetros también está Al Mazraa al Sharqiya, donde los colonos mataron a golpes el viernes a otros dos palestinos de unos veinte años.

Ocho kilómetros hacia el sur, tras el valle que se ve desde casa de los Jaber, queda Muarrajat, donde estos israelíes expulsaron de sus aldeas a unos 120 beduinos a principios de julio.

Todas estas aldeas son de mayoría musulmana y, Taybeh, cristiana, pero todas se ven sometidas diariamente a la presión de los colonos, apoyados abiertamente por el Gobierno de Benjamín Netanyahu.

"Aquí nadie habla griego ni latín. Aquí todos hablamos árabe", sentencia Hassan.

Taybeh tiene unos 1.300 habitantes, según el último censo que se hizo para la ciudad. Los propietarios de la tierra son cristianos, pero también hay musulmanes que viven de alquiler para trabajar allí, además de los beduinos de las aldeas próximas.

Cristianos, pero palestinos: Taybeh también sufre la oleada de violencia de la colona israelí

EFE/ Magda Gibelli

"Menos que el polvo" 

El responsable de la iglesia católica en Taybeh, Bashar Fawadleh, asegura a EFE que las autoridades israelíes no han respondido a sus peticiones de ayuda ante la violencia colona.

En los alrededores de San Jorge, el anciano Suheil, profesor de música, teme por sus alumnos: "Somos cristianos. Damos amor. Enseño amor pero ¿cómo voy a enseñarles amor a mis niños si crecen rodeados de odio?".

Cuando las declaraciones institucionales terminan y patriarcas, diplomáticos y periodistas se marchan, Hassan lamenta que nunca traen posturas significativas, sino un mensaje: "No importan".

"Ustedes, sus vidas, sus tradiciones, su futuro, sus niños, sus sueños no tienen ningún valor. Son menos que el polvo, ¡menos que el polvo! Al polvo al menos le ponemos atención para barrerlo", parafrasea.

A medida que la conversación avanza, también lo hace la frustración:

"Y otra cosa: la historia ya no la escriben los vencedores. Eso era cuando los vencidos no sabían escribir en inglés. Hoy en día sabemos hablar y, aunque acaben con todos nosotros, esta historia ya la tenemos escrita. Sus nietos tendrán vergüenza de ser nietos de quienes son".

Paula Bernabéu