Los macacos, a medida que envejecen, restringen su círculo de relaciones, aunque mantienen las interacciones con sus congéneres más fieles, según un estudio publicado esta semana.
Y este aislamiento no es simplemente sufrido, sino también deseado.
El fenómeno es observable en muchos primates, incluyendo a los humanos, aunque éstos son capaces de contrarrestarlo, señala el estudio publicado en Proceedings B de la Royal Society británica.
- El estudio destaca que el tema es relevante ante el rápido envejecimiento de la población humana. La ONU calcula que en 2050 unos 2.000 millones de personas tendrán más de 60 años.
La investigación, que sugiere que preservar las relaciones sociales en la vejez es un factor importante para mantenerse en buen estado de salud, no avanza los motivos detrás de este distanciamiento.
Está comprobado que con el envejecimiento, uno "se restringe a un círculo más pequeño de personas", explica el etólogo Baptiste Sadoughi, principal autor del estudio publicado el miércoles, a la AFP.
Los individuos priorizan la calidad de las relaciones sobre la cantidad, según la teoría de la selectividad socioemocional desarrollada en la década de 1990, explica este doctor en ecología del comportamiento de la Universidad de Gotinga en Alemania y el Instituto Leibniz para la Investigación de Primates (DPZ).
El problema con los humanos es que los estudios de comportamiento se basan en muestras transversales, es decir, mezclan grupos de diferentes edades en un mismo momento, lo que inevitablemente introduce sesgos.
El estudio realizado por el equipo del DPZ fue seguir longitudinalmente a una población de primates, los macacos de Assam, durante un período prolongado: el comportamiento de 61 hembras, de 4 a 30 años de edad, fue observado durante varios años entre 2013 y 2021, viviendo en libertad en una reserva tailandesa.
- "Menos interacciones físicas" -
Los hallazgos son claros. El aislamiento social va creciendo, "con una reducción a la mitad del tamaño de la red social promedio entre una hembra de 10 años y otra de 20 años", según Sadoughi.
Los científicos midieron ese aislamiento a partir de las prácticas de acicalamiento mutuo, la forma preferida de relación en esta especie de primates.
Los análisis excluyen que este aislamiento sea el resultado de una segregación espacial.
- Incluso en su etapa de vejez, los macacos mantienen una cercanía física con sus congéneres.
Su aislamiento es social y relativo, y en parte deliberado:
"el individuo que envejece es responsable de gran parte de estos cambios, porque se acerca menos a los demás y inicia menos interacciones físicas".
Pero también es sufrido, ya que con la edad, la hembra de macaco "es acicalada cada vez por menos individuos".
- Sin embargo, seguirá siendo cuidada por sus amigas fieles, observa el etólogo.
Cada vez interactuará más "con aquellos individuos con los que ha interactuado con más frecuencia, o mejor".
Los macacos de Assam están sujetos en consecuencia a un fenómeno de selectividad social, pero con una diferencia importante respecto a los humanos, ya que estos últimos compensan la reducción de su círculo social con interacciones más frecuentes con sus amigos más fieles.
Sadoughi cree que esta selectividad social es "una estrategia para enfrentar el envejecimiento, que quizás ha existido desde que somos primates", tanto humanos como macacos.