Hermosillo, México.
La fundadora del colectivo Madres Buscadoras, Cecilia Patricia Flores, exigió al Gobierno de México que, al igual que atendió a la solicitud del narcotraficante Joaquín “el Chapo” Guzmán” de ayuda sobre su situación en una cárcel estadounidense, también le responda a los familiares de personas desaparecidas por grupos criminales.
En entrevista con EFE, Cecilia Flores, quien recientemente fue considerada por la BBC entre las 100 mujeres más influyentes en el mundo, recordó que las Madres Buscadoras han encontrado a más de 1.500 víctimas enterradas en fosas clandestinas y rescatado a 1.400 personas desaparecidas.
“Me entero que "el Chapo" quiere mejores condiciones de vida y que quiere ver a sus hijos, y que el Presidente dijo que va a revisar el caso; yo también quiero una mejor condición de vida y ver a mis hijos, y espero que el Presidente también se preocupe por revisar mi caso, porque tengo siete años luchando incansablemente, suplicando que nos ayude en las búsquedas e investigación de mis hijos, pero hasta el momento no tengo ninguna respuesta”, dijo en un video difundido a través de sus redes sociales.
La líder de Madres Buscadoras agregó que es tanto lo que este colectivo ha logrado por las víctimas de desaparición, que merecen la atención del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien recientemente concedió que la Secretaría de Relaciones Exteriores atendiera una solicitud hecha por Joaquín Guzmán Loera, líder del Cartel de Sinaloa, quien pidió al Estado Mexicano que se revise la forma como fue extraditado a EE.UU. y analicen la posibilidad de que cumpla su sentencia en México.
Madres Buscadoras es un grupo de madres, abuelas, hijas y parejas sentimentales de personas víctimas de ‘levantones’ o privación ilegal de libertad. Actualmente este colectivo tiene un listado de más de 10.000 personas desaparecidas que son buscadas por sus familiares en fosas, hogueras y regiones controladas por el crimen organizado.
Flores recalcó que no tiene nada en contra del Chapo y su familia, sino que es una exigencia a un Gobierno que consideró ha sido apático e insensible con las víctimas.
Ella se convirtió en madre buscadora cuando hombres armados se llevaron a su hijo Alejandro, de 21 años, el 30 de octubre de 2015, en Los Mochis, en el occidental estado de Sinaloa.
Cuatro años después, la madrugada del 4 de mayo de 2019, hombres armados se llevaron a otros dos de sus hijos, Marco Antonio, de 31 años, y Jesús Adrián, de 15. Días después, sicarios le regresaron a su hijo menor vivo.