China desbroza el camino de los pandas a la vida en libertad
EFE/EPA/ANDRES MARTINEZ CASARES




Ya'an, China.

Por su ternura, su aparente torpeza, su candidez y su aspecto bonachón y mullido los pandas son a menudo el reclamo principal de cada zoológico al que llegan, pero el objetivo de los expertos en China es garantizar una población creciente de esta especie que viva en libertad en su hábitat original.

El número de pandas, que en 2016 pasaron de ser especie en peligro a especie vulnerable, ha crecido de forma sostenida en los últimos años, en parte gracias a la reintroducción de ejemplares nacidos en cautividad a los que se entrena desde el primer día para volver a la naturaleza.

Se trata de una tarea en la que están volcadas bases de conservación como las de Hetaoping o Bifengxia, en la provincia central de Sichuan,

donde los oseznos recién nacidos reciben la preparación necesaria para reavivar su instinto salvaje, sobrevivir en la naturaleza, rejuvenecer la población libre y refrescar los genes para paliar décadas de endogamia.

Primero el agua, luego el bambú

“En realidad son autodidactas, aprenden rápido de forma espontánea. Lo que nosotros hacemos es proporcionarles el entorno adecuado, un entorno artificial lo más parecido posible a su hábitat natural”, explica a EFE Wu Daifu, experto en la materia del Centro de Investigación y Conservación del Panda Gigante.

La primera fase del proceso se inicia en el primer año de vida en un área de entre 2.000 y 3.000 metros cuadrados. “Esto nos permite monitorearlos más fácilmente, observarlos y minimizar los daños que puedan sufrir. En este periodo los oseznos aprenden a encontrar fuentes de agua, algo fundamental para su supervivencia”, comenta Wu.

  • En la segunda fase, una vez que cumplen un año, la dieta de los osos cambia y además de la leche materna necesitan bambú.

“En este periodo aprenderán a encontrar bambú, cómo permanecer lejos de sus enemigos naturales y cómo buscar refugio para evitar el peligro y todo este entrenamiento se realiza de manera espontánea, la intervención humana es mínima”, agrega el experto.

Además, en esta segunda etapa el área en el que se mueven se amplía a varios miles de metros cuadrados, “una superficie similar a la del hábitat en que se encuentran cuando viven en la naturaleza en estado salvaje”, según Wu.