Inmersión: cuatro descensos a la realidad desde la palabra




Por Paúl Martínez Facio

El poema no termina jamás, dice el también poeta José Manuel Hernández “Mane”, en la lectura que nos da la bienvenida a Inmersion, antes de permitirnos la entrada a lo que será la primera estación de este viaje, mismo que se compone de cuatro poemas en los que él señala la relación entre el lenguaje y la realidad. “No pervertir la palabra en medio tan miserable”, una realidad que desde el comienzo ya nos anuncia el poeta, no será del todo agradable, pero a la que necesariamente habremos de darle palabra. Esto nos comparte el autor del libro:

«Con toda la intención se manejan estos cuatro poemas, que a través de la negación intentan señalar una serie de cuestiones degradan de alguna manera la existencia del ser humano en general. Específicamente la violencia gratuita que vemos a nuestro alrededor, cómo pareciera que el valor de la vida se ha perdido, vemos todo el tiempo cómo en nuestro contexto nacional ha ganado mucho más peso esta problemática y no se le ha podido dar solución».

La segunda parte del poemario, se compone de 19 textos en los cuales el autor explora la fragilidad de la existencia, en un mundo dominado por los algoritmos y el dominio del deseo fugaz, la realidad, dice, “parece terminar antes de haber nacido”. El poeta aborda desde un reconocimiento amargo, la pulverización del ser humano, la fragmentación a la que se ve sometido por la prisa y la urgencia, ofrece una serie de “fotografías” de la rapidez, es en este sentido, un ejercicio de negación, a través del retrato de lo fugaz, nos proporciona la posibilidad de detenernos a contemplar lo efímero, en la poesía.

«La Poesía te da esta posibilidad de acercamiento, puedes ser una especie de sanación, puedes de alguna manera retratarla a través de la palabra y proponer a través de la palabra también, la posibilidad de otro tipo de vida, de considerar que esto no es lo único, aunque pareciera, porque estamos bombardeados de información en este sentido, no hace falta más que ver cualquier medio, una pantalla», dice el poeta.

Raúl Valencia, Miguel Becerra López, Lucía Cruz Granados, foto, Miguel Becerra

La tercera y cuarta parte del poemario se acercan al final a una salida, luego del reconocimiento de lo hostil, el poeta se acerca a la muerte; pero no ya a una muerte carente de sentido, ahora es aquella que termina con el tiempo, aquella que detiene las manecillas, que trastoca lo íntimo.

Para finalmente dar paso a una posible reconciliación, el viaje del “yo poético” descansa finalmente en los brazos de la carne, de la vida germinal del erotismo, en la muerte también, pero vista desde el punto en el que la muerte es un ciclo natural que precede a la nueva vida.

«Se menciona tanto en la primera como en la segunda parte el desfase del “yo poético” con respecto a la realidad, y tratar de comprenderla y de alguna manera explicársela; no se busca una verdad, no hay verdades absolutas, pero sí se busca tratar de darle palabra a esta problemática. La cuarta parte que está relacionado con la muerte, según la interpretación que el lector le dé, al texto, del abrazo de lo erótico o puede ser el abrazo de la muerte también», agrega Miguel Becerra López.

Inmersión, editado en febrero del 2018, es la invitación a sumergirse en la realidad, afrontar desde una perspectiva diferenciada la violencia que se ha instalado en la normalidad, es también, una invitación a reconstruir esa realidad, desde la palabra misma.