Jóvenes vietnamitas secuestradas para ser vendidas y casadas en China
Fotografía: Nhac Nguyen - AFP




Meo Vac, Vietnam.

Vu Thi Dinh pasó semanas buscando a su hija desaparecida con su mejor amiga en Vietnam, cerca de la frontera china, en una región empobrecida y montañosa, donde las redes criminales secuestran adolescentes para venderlas como esposas en China.

"Me gustaría que llamara para decirme que está segura", suspira Dinh, antes de romper a llorar.

"La había avisado, aconsejándole que no se subiera en la parte trasera de motos o que no hablara con hombres que se comportasen de forma rara en los mercados", explica a la AFP, en su casa de adobe, donde tiene guarda con celo la ropa de la joven, en un armario.

Como ella, muchas madres vietnamitas están buscando a sus hijas, temiendo que hayan sido vendidas para casarse en China, donde la política de hijo único establecida entre 1979 y 2015 engendró un déficit de varias decenas de millones de mujeres.

La hija de Dinh, Dua, y su amiga, Di, ambas de 16 años, desaparecieron en febrero mientras paseaban no muy lejos de su casa en Meo Vac, en el norte del país, a dos pasos de la frontera con China.

"Creemos que Di fue engañada y que fue víctima del trato de seres humanos para ser vendida como esposa", en China, afirma su madre, Ly Thi My, suspirando. Ele todavía no ha aceptado que su hija, tímida y que ni siquiera mostraba interés por los chicos, quizá haya sido raptada.

Di y Dua pertenecen, como tantas adolescentes víctimas de traficantes, a la minoría étnica Hmong, una de las comunidades más pobres y más marginales de Vietnam.

- Tradición del secuestro -

Algunas fueron engañadas por un novio, mientras que la costumbre "hmong" del "zij poj niam" (matrimonio por secuestro) autoriza a un joven a secuestrar a su futura esposa con o sin el consentimiento de la familia de ésta.

A otras las encuentran en los bulliciosos mercadillos del domingo o por redes sociales. Y hay quienes aceptan viajar a China con la promesa de un matrimonio feliz o de un empleo mejor que los trabajos de granja a los que acaba destinada la mayoría.

"Cruzan la frontera para ganarse la vida, pero pueden caer en la trampa del tráfico", subraya Le Quynh Lan, que trabaja para la oenegé Plan International en Vietnam.

Según cifras oficiales, el país registró unos 3 mil casos de trata de seres humanos entre 2012 y 2017, la mayoría mujeres jóvenes. Pero estas estadísticas solo representan a personas que pudieron ser rescatadas o que lograron volver a su país por sus propios medios. Muchos de los casos de secuestro no quedan registrados y el número total de desapariciones es mucho más alto, según Le Quynh Lan.

La frontera, de 1.300 km, es muy porosa y "el terreno es tan accidentado que es muy difícil de vigilar", señala Trieu Phi Cuong, un oficial de la unidad de investigaciones criminales de Meo Vac, entrevistado en un puesto fronterizo.

Según las jóvenes interrogadas, muchas víctimas ni siquiera se dan cuenta en el momento de que son presa de traficantes, que les hicieron cruzar la frontera china.