Querétaro, México.
Los artesanos de Villa Progreso, un pueblo del centro de México, luchan por preservar las artesanías hechas con ixtle, una fibra vegetal que se obtiene del heneuqén, una especie de agave, con la que elaboran cuerdas, ropa, adornos, bolsas, canastas y piñatas, entre muchos otros productos.
La cuerda o reata de ixtle, una fibra que ya se trabajaba en los tiempos precolombinos, es usada tradicionalmente por las familias mexicanas para tender la ropa, pero también para la charrería.
"Yo me dedico a hacer este trabajo desde que me acuerdo, desde los 5 años, desde que era yo pequeño mis padres me enseñaron a realizar este trabajo y antes de irme a la escuela trabajaba esto yo primero. Nos levantábamos a las tres de la mañana para darle vuelta a la rueda", relata a EFE Abraham Mayorga Castillo, que pertenece a una de las pocas familias que aún trabajan el ixtle,
De los 11 hijos que tuvieron sus padres, nueve siguieron el oficio familiar.
Don Abraham viajó con su padre y su abuelo por distintos estados del país para aprender a vender y a hacerse de clientes, a muchos de quienes aún les vende sus productos después de más 40 años.
"Me siento contento de lo que me enseñaron mis padres, valores, a trabajar", dijo.
"Mi infancia creo que fue divertida y fue única porque antes no había tanto como ahora, ahora los jóvenes ya no quieren aprender a hacer este trabajo, las artesanías", comentó.
El oficio del ixtle se realizó por siglos antes de la conquista de los españoles, con los mexicas como algunos de los principales exponentes.
La familia de Abraham Mayorga es la quinta generación que se dedica a la fabricación de la reata a base del ixtle, pero el oficio está quedando en el olvido.
Además del poco interés de las nuevas generaciones, el mayor reto ha sido mantenerse en el mercado.