Rangún, Birmania.
La dirigente birmana Aung San Suu Kyi visitó este jueves por primera vez el oeste del país, donde el ejército lleva a cabo una campaña de represión calificada por la ONU de "limpieza étnica" contra la minoría musulmana rohinyá, provocando un éxodo masivo hacia Bangladés.
"La consejera de Estado (título oficial de Suu Kyi) se encuentra en Sittwe y visitará Maungdaw y Buthidaung", declaró a la AFP Zaw Htay, portavoz del gobierno.
Esos dos distritos se encuentran en el norte del estado de Rakáin, epicentro de la operación contra los rohinyás.
Es la primera vez que la premio Nobel de la Paz, en el poder en Birmania desde abril de 2016, visita la región desde el inicio del conflicto.
Suu Kyi ha sido criticada en el extranjero por su escasa empatía con los rohinyás, una de las minorías más perseguidas del mundo.
La dirigente birmana debe lidiar con las Fuerzas Armadas, que conservan un fuerte poder a pesar de la autodisolución de la junta en 2011, y una opinión pública mayoritariamente xenófoba y antimusulmana.
Las autoridades birmanas han rechazado las acusaciones de "limpieza étnica", argumentando que su único objetivo es erradicar la rebelión musulmana del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (ARSA).
"Tenemos que decirle muchas cosas", dijo a la AFP un habitante rohinyá de la ciudad de Maungdaw.
"Queremos hablarle de los documentos. Mis abuelos y familiares nacieron y murieron en esta tierra. Los rohinyás viven en el país desde hace generaciones", agregó el padre de familia en una conversación telefónica.
Los rohinyás representan la mayor población apátrida del mundo desde que la junta militar les retiró la nacionalidad birmana en 1982.
Víctimas de discriminación, los rohinyás no disponen de documentos de identidad y no pueden contraer matrimonio o viajar sin autorización.
Tampoco tienen acceso al mercado laboral ni a los servicios públicos como escuelas y hospitales.
Varios dirigentes birmanos e influyentes empresarios acompañaron a Suu Kyi durante la visita.
El desarrollo económico es para Suu Kyi lo más importante en esta región, una de las más pobres del país con un índice de pobreza del 78%, el doble que la media nacional.
Las organizaciones humanitarias recuerdan que existe una urgencia humanitaria en esa zona, a la cual sólo se permite el acceso a la Cruz Roja.
"Alentamos a las autoridades a que faciliten el trabajo humanitario pues la Cruz Roja no puede responder sola a la necesidad masiva" de ayuda, declaró el jueves Dominik Stillhart, responsable de la ONG.
"Demasiadas personas abandonaron su hogar y viven en condiciones miserables: un pedazo de plástico para protegerse de la lluvia, con los pies en el barro, ya sea en Bangladés o en Rakáin", agregó.
El éxodo masivo no tiene fin y este jueves, como los días precedentes, unos 2.500 rohinyás llegaron a la frontera con Bangladés tras interminables días de marcha, a menudo sin alimentos ni agua.
"El ejército no nos atacó pero nos hace la vida imposible. No nos pagan y no podemos ir al mercado. ¿Cuánto tiempo podremos vivir así?", pregunta Mohammad Zafar, 35 años, oriundo de una aldea cercana a Buthidaung.
"Esperamos escondidos en las colinas y cuando fuimos suficientemente numerosos decidimos emprender la travesía", dijo a la AFP.