Washington, Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sufrió una triple derrota con las victorias demócratas en los comicios de alto perfil en dos estados y una gran ciudad, que resaltan su impopularidad en el primer aniversario de su dramática elección.
Los resultados develados la noche del martes equivalen al repudio general de lo que los críticos han llamado la política divisoria de Trump, a la vez que constituyen una prueba sobre la influencia presidencial de cara a las batallas electorales por venir.
La derrota más hiriente fue la de Virginia, un estado vecino a la ciudad de Washington considerado barómetro de la política nacional en este país que se enfila a las legislativas de 2018 y a la campaña presidencial de 2020.
La carrera por la gobernación de Virginia tenía todos los elementos para acabar con final de fotografía, pero el vicegobernador demócrata Ralph Northam barrió a su rival republicano Ed Gillespie por un inesperado y amplio margen de nueve puntos.
En Nueva Jersey, el demócrata Phil Murphy también obtuvo la victoria al quedar unos 13 puntos porcentuales por encima de su rival, poniendo fin al mandato de ocho años del gobernador republicano Chris Christie, antiguo aliado de Trump.
Y en Nueva York, el alcalde progresista Bill de Blasio lideró la ola de repudio hacia Trump y obtuvo la reelección en la ciudad más poblada de Estados Unidos.
Murphy y Northam presentaron sus victorias como rechazo a la polarización que caracterizó la campaña de Trump en 2016 y buena parte de su primer año en la Casa Blanca.
"Esta noche, Nueva Jersey envió un mensaje claro a toda la nación: somos mejores que esto", declaró Murphy.
Los resultados marcan el regreso a la buena fortuna electoral del Partido Demócrata, que había perdido elecciones en distintos estados este año despertando preocupación sobre cómo contrarrestar la influencia de Trump.
"Éste es un referéndum sobre los valores estadounidenses", dijo el líder del Comité Nacional Demócrata, Tom Perez, en CNN al comentar el giro del martes.
En un comunicado, el Comité dijo que había ganado no solo en Virginia y Nueva Jersey, sino "arriba y abajo por todo el país" al mantener o rescatar de manos republicanas alcaldías importantes y asientos en las cámaras regionales en otros seis estados.
En Virginia, la demócrata Danica Roem, de 33 años, hizo historia al convertirse en la primera delegada legislativa regional abiertamente transgénero -y posiblemente también la primera del país.
Una victoria de Gillespie habría servido para validar el estilo agresivo de Trump y dejado claro cómo republicanos convencionales podían compartir los intereses de Trump sin necesariamente apoyarse directamente en el controversial presidente. Ahora parece que deberán cambiar sus libretos.
En su típico estilo combativo, Trump rápidamente buscó distanciarse de Gillespie, quien no hizo campaña junto al presidente en Virginia.
"Ed Gillespie trabajó duro pero no se apoyó en mí o en lo que yo defiendo", escribió Trump en un tuit desde Corea del Sur, donde se encuentra en una gira asiática.
- "Baño de sangre" -
El presidente insistió en que con la economía estadounidense bien encaminada, "continuaremos ganando".
Pero analistas aseguran que los resultados sugieren que una ola demócrata podría estar en el horizonte.
Virginia fue un "baño de sangre" para los republicanos, dijo a la AFP el experto Michael McDonald, de la Universidad de Florida.
Aunque Gillespie difundió propaganda que encendió el debate sobre raza, armas y migración ilegal, su intento de distanciarse específicamente de Trump no funcionó.
"Trump absorbe gran parte del aire en la política estadounidense, así que es difícil para cualquier republicano escaparse", explicó el experto.
Si Trump no hubiese sido un freno para los votantes en Virginia, se habría demostrado su gran poder para llevar a los estadounidenses a las urnas a pesar sus pobres niveles de aprobación.
Para aumentar las penas republicanas en Virginia, los demócratas también ganaron la carrera de vicegobernador y fiscal general.
El partido ganó igualmente varios asientos en la Cámara de Delegados, de 100 miembros, colocando a los republicanos en peligro de perder el control del legislativo regional.
"Habrá muchos republicanos preocupados" sobre cómo tales hechos podrían traducirse en derrotas en las legislativas de mitad de periodo en 2018, dijo McDonald.
"Si pueden perder control de la cámara legislativa, seguramente pueden perder también control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos", añadió.
Los 435 puestos de la cámara baja estadounidense se eligen cada dos años.
Los republicanos tienen una cómoda mayoría, pero si pierden esa ventaja la agenda legislativa de Trump, incluyendo su esfuerzo para revertir la existente ley de salud, estaría en riesgo.