Guadalajara, Jalisco.
En redes sociales circula un video que se hizo viral, donde un perro empuja la silla de ruedas de un joven con discapacidad motriz. Pero, ¿De quién es el perro?, ¿Quién es el joven? y lo más relevante ¿Quién es el entrenador del animal?
El dueño del perro se llama Ángel Jáuregui y el doberman azul que se volvió famoso en redes sociales, con más de 1 millón de reproducciones en Twitter, se llama Max. Desde hace más de cinco años que ambos se hacen compañía, pero el animal no siempre fue tan sociable como parece. “Lo llevé con cuatro entrenadores y ninguno me lo dejaba bien, ya había atacado de gravedad a personas conocidas, a mi propia hija y yo terminé en el hospital dos veces por su mala conducta, me decían que lo durmiera o lo vendiera, pero yo no quería”, comenta Ángel.
Es así como llegó a su vida por recomendaciones del vecindario, Pedro López, el entrenador. “Ya había escuchado de él y un día me di una vuelta para ver cómo trabajaba. Me gustó, nunca vi que golpeara a los perros o los castigaba, no sé si es un don o qué, pero ya van a ser cuatro años desde que se lo encargué y ahora Max es otro, muy sociable, me protege y hace mi vida más fácil desde mi accidente”, añade Jáuregui.
Pedro López, nunca ha tomado un curso oficial de educación canina o nada parecido, todo lo que sabe es empírico. Aunque lleva más de 20 años educando a perros con distintas características, de un tiempo para acá se ha especializado en rehabilitar perros con un alto temperamento quienes después se dedican a acompañar y ayudar a personas con discapacidad.
Owen Villarreal es el sobrino de Pedro, el entrenador. Owen es el joven de la silla de ruedas del video. Desde que comenzó esta idea de rehabilitar perros, Pedro tuvo la idea de regalarle un doberman a Owen, con el fin de facilitar sus trayectos y protegerlo en su andar por la calles. Así que durante un viaje de trabajo en Veracruz se cruzó con Leo, un segundo doberman en esta historia.
Leo fue encontrado condiciones en malas condiciones de salud: tenía el cráneo expuesto y había sido violentado toda su vida.
“Pregunté si me lo podía llevar, me dijeron que si estaba seguro. Dije que sí. Me advirtieron que tuviera cuidado que era un perro muy mañoso. Pero Leo lo único que necesitaba era cariño. Así que me lo traje y decidí entrenarlo para mi sobrino”, cuenta López.
Owen, perdió sus extremidades inferiores debido a varias fracturas que terminan en amputación. Él ahora está a la espera de que termine el proceso se rehabilitación de Leo, quien será su hermano y compañero de vida a partir de este verano.
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